sábado, 28 de mayo de 2011

Preguntas y respuestas sobe la dictadura de 1976 -1983.

¿Por qué las Fuerzas Armadas dieron el golpe del 24 de marzo de 1976?
¿Qué políticas aplicó la Dictadura para lograr sus propósitos?


Segun sus protagonistas,el golpe de Estado se produjo pues las Fuerzas Armadas tuvieron que hacerse cargo del gobierno ante "la situacion de caos que se vivia en el pais".Definida por ellos como,"vacio de poder,terrorismo,y una economia dislocada".
La argumentación, característica de los golpes de esta­do, encubre parte de la realidad.
Es cierto que había una situación caótica, pero también que los grupos que pro­movieron el golpe habían con­tribuido a generarla. Las Fuer­zas Armadas tenían un claro proyecto político. El fracaso de la "Revolución Argentina" los había convencido de que era precisa una profunda reorgani­zación de la sociedad. Obliga­dos a entregar el gobierno en 1973, esperaban retomarlo. La planificación concreta del golpe comenzó más de un año antes.
La intervención militar ten­dría un carácter conservador y reaccionario. La proclama del 24 de marzo señalaba la necesi­dad de reestablecer la "vigencia de los valores de la moral cris­tiana, de la tradición nacio­nal", "de la seguridad nacio­nal" y establecer "una relación armónica entre el Estado, el capital y el trabajo".
Sus propósitos, "terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo", rechazando "todos los extremis­mos" y "cualquier demagogia" .

Esto significaba acabar no sólo con los sectores de izquierda que buscaban una transformación radical de la sociedad, sino tam­bién modificar profundamente el país forjado por el peronismo treinta años antes. El fin era consolidar el dominio de la clase dirigente, acabar con la inestabi­lidad política y económica que hacía veinte años les impedía gobernar sin sobresaltos el país.
Las FF.AA., orientadas por la Doctrina de la Seguridad Nacional, implementaron un régimen de Terrorismo de Estado, un plan sistemático de secuestros, desapariciones, torturas y exterminio de dirigentes y militantes del campo popular, no sólo de los combatientes armados. Política que además de aniquilar a las organizaciones revolucionarias, buscaba descabezar a las organizaciones populares más combativas e intimidar al resto, sembrando el terror en la sociedad, a fin de disciplinarla. Por ello, la categoría subversivo era muy amplia. Abarcaba todo tipo de activis­tas, delegados sindicales, militantes políticos, sociales, estudiantiles, etc. Los trabajadores fueron particularmen­te golpeados.
El Terrorismo de Estado era la precondición necesaria para aplicar el plan económico de Martínez de Hoz sin re­sistencia. Según el diagnóstico neoli­beral, los problemas argentinos se de­bían a la intervención del Estado en la economía, que ahogaba la iniciativa privada; al carácter cerrado de la eco­nomía, que la hacía poco competitiva; al gasto público excesivo; y al desin­centivo de los productores más eficien­tes, el sector agropecuario, que debía subsidiar a la industria y a los consu­midores. Achicar el Estado, abrir la economía, reducir el déficit y apoyar la producción agro­pecuaria eran sus propósitos manifiestos.
Pero el problema real era que Argentina tenía una eco­nomía industrial, orientada al mercado interno, con bajo desempleo. Esto le daba mucho poder a los sindicatos para de­fender el salario. Y además po­dían establecer acuerdos con los empresarios ligados al mercado interno, en defensa del salario, que a la vez era consumo, for­mando una alianza que podía bloquear las iniciativas de los sectores económicos dominan­tes (capital extranjero, oligar­quía terrateniente). El plan eco­nómico atacaba las bases estruc­turales de estos sectores, promo­viendo la desindustrialización que, al reducir la cantidad de empresas nacionales y de traba­jadores industriales, haría lo propio con su poder.



Qué grupos sociales y políticos propiciaron el golpe de Estado?
¿Cómo lograron los militares el consenso necesario para el golpe?

Los grandes empresarios, sobre todo el sector li­beral. En 1975 se conformó la Asamblea Per­manente de Entidades Gremiales Empresarias, donde gran parte de los sectores capitalistas con­centrados confluyeron con intenciones desestabili-zadoras (Sociedad Rural Argentina, Bolsa de Co­mercio, Asociación de Bancos Argentinos, entre otras).

· La mayor parte de la jerarquía católica. Adolfo Tórtolo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y Vicario General de las Fuerzas Armadas pronosticó (en diciembre de 1975) el inicio de "un proceso de purificación'" encabezado por las FF.AA. Sólo cuatro obispos sobre ochenta se pronunciaron públicamente contra la represión ilegal, y un puñado más aceptó recibir a los familiares de desaparecidos luego del golpe.
· Intelectuales y medios de prensa de la dere­cha. Por ejemplo. La Nación y La Prensa, que des­de 1973 tenían una línea marcadamente opositora al gobierno peronista; Mariano Grondona, que ya había trabajado preparando el golpe contra Illia desde Primera Plana; Ricardo Zinn, quien elabo­ró el plan que aplicó el ministro de economía Ro­drigo en 1975 y luego fue integrante del gabinete de Martínez de Hoz.
· Partidos políticos de derecha: Nueva Fuerza, Demócrata Progresista, Socialista Democrático, Federal, partidos conservadores provinciales. Sus dirigentes luego fueron colaboradores y funciona­rios de la dictadura.
Después de la muerte de Perón, el gobierno de Isabel Perón fue perdiendo todo apoyo y legitimidad política, pues aban­donó totalmente las pautas programáticas de 1973, en tanto la creciente violencia, uno de los argumentos para el golpe, era fomentada en gran me­dida por la propia derecha.
La política económica también giró hacia la ortodoxia. Inclu­so se intentó aplicar el primer experimento neoliberal, con Ro­drigo, si bien la movilización obrera lo impidió. Esto robusteció el consenso capitalista sobre la necesidad del golpe. El desgo­bierno económico era incentivado por estos sectores (remarca­ción de precios, paros patronales, etc.).
La lucha interna desgastó al gobierno. A la ruptura definitiva y la guerra abierta con la izquierda peronista, siguió la lucha en­tre la burocracia sindical y el lopezreguismo y la ruptura en el partido entre verticalistas y antiverticalistas, que terminó de ais­lar a la presidenta. En este desenlace colaboraron la ineptitud política de Isabel y quienes la rodeaban.
Este cuadro llevó, sobre todo a los sectores medios, a ver a las FF.AA. como una garantía del orden. Entre los trabajadores, que aún sostenían luchas defensivas, tal vez lo que primó en su acti­tud fuesen decepción e impotencia, pues éste había sido su go­bierno. En definitiva, como lo señaló Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar, lo que las FF.AA. liquidaron no era el gobierno de Isabel Perón, sino "la posibilidad de un proceso de­mocrático " donde el pueblo remediara los males que lo aqueja­ban, pues sólo faltaban nueve meses para las elecciones.


¿Por qué el sistema político no encontró una salida democrática?
La democracia tenía escaso valor en la Argentina. Los grupos dominantes y sus partidos afínes no creían en ella. Desde 1916 nunca pudieron articular una fuerza polí­tica capaz de lograr un consenso de masas. Por ello utiliza­ron a las fuerzas armadas como un instrumento al servicio de sus intereses. Desde el golpe del 30, cuando la élite go­bernó directamente fue mediante dictaduras, gobiernos ci­viles tutelados por las FF.AA., y proscripciones de las ma­yorías populares.
Las fuerzas armadas se transformaron en un actor más del juego político, con cierta autonomía, conformando lo que luego se llamó el Partido Militar. Buena parte de los parti­dos liberales tradicionales que invocaban la democracia no habían dudado en golpear la puerta de los cuarteles. Los golpes eran cívico-militares, los partidos actuaban a través de ellos. Para los peronistas, la democracia era la bandera poco creíble esgrimida por los golpistas del 55; para la iz­quierda ocultaba el carácter de dominación de clase de las democracias burguesas.

¿Por qué se frustró el proceso abierto en 1973? ¿Cuál era el proyecto de Perón?

Frente a la crisis política de 1975-76, como de hecho se aceptaba ese papel tutelar de las FF.AA., la mayor parte de los partidos no golpistas, luego de una serie de infructuosos esfuerzos por buscar una salida (que intentaban el desplaza­miento de la presidenta), se resignaron a la intervención de las FF.AA. y más bien comenzaron a pensar cómo se reaco-modarían luego. Esta falta de opciones se puso de manifies­to tanto en el discurso que Ricardo Balbín -líder de la UCR-pronunció dos semanas antes del golpe, como en la actitud de espera de los dirigentes peronistas.

¿Qué papel jugó la izquierda revolucionaría en este proceso? 
En los 60, organizaciones y militantes de diversas orientaciones ideológicas (marxistas, peronistas, cristianos) se fueron radicalizando, en un proceso con raíces en la resistencia peronista, la renovación de la Iglesia y las nuevas corrientes de la izquierda en el mundo. Coincidían en poner el acento en la necesidad de un cambio revolucionario en la sociedad. En el movimiento obrero, se afirma una corriente combativa; en la iglesia el Movimien­to de Sacerdotes para el tercer Mundo; el movimiento estudiantil se radicaliza; surgen diversos movimientos sociales, etc. Algunas organizaciones políticas llegan a la conclusión que el único cami­no para lograr los cambios era la lucha armada. En el enfrentamiento contra la dictadura de Lanusse, tanto las or­ganizaciones de masas como las armadas cumplieron un papel im­portante, pues fue el temor a una guerra civil -espoleado por Pe­rón- lo que obligó a las FF.AA. a dar una salida democrática sin condiciones.
Buena parte de estos grupos finalmente ingresan al peronismo.
 La campaña electoral también fue protagonizada por la Juventud Peronista.

En el gobierno de Cámpora, estos sectores empujaron un proceso de movilización. Sobre la base del importante papel jugado hasta el momento creyeron que liderarían la construcción del socialismo nacional. Desautorizados por Perón, dieron la lucha política. En la medida en que su campo de acción se acotaba, volvieron a las ar­mas. Se internaron en una espiral de violencia, donde la lucha fue cada vez más militar y menos política, lo cual los llevó a un calle­jón sin salida, donde no podían vencer y su acción fortalecía la de­recha, al darle argumentos para el golpe. Distinto al caso del ERP, que si bien tuvo disensos internos, nunca abandonó la lucha armada.
Tomada en conjunto, la acción de las organizaciones armadas durante el gobierno pero­nista resultó contraproducente para el campo popular y las propias organizaciones, que ex­puestas en demasía frente a un enemigo superior militar y políticamente, fueron destruidas. En ese clima, las organizaciones de masas más combativas encontraron poco espacio para desarrollar su política. En definitiva, los sectores que buscaban un cambio radical de la so­ciedad no pudieron hacer que ésa fuese una opción de masas. A grandes industriales y los terratenientes, por dirigista y esta-tista. La izquierda también lo rechazó, pues lo veía como un freno para la transformación social.
Perón comenzó a desmontar las posiciones de la izquierda peronista, se apoyó en el sindicalismo ortodoxo y en los sec­tores de centro y derecha del movimiento. La Tendencia resis­tió movilizándose. El clima político, se enrareció: el comien­zo del accionar de la Triple A; el asesinato de Rucci; medidas políticas orientadas contra la izquierda (leyes, intervenciones a provincias); ataques del ERP a unidades militares; la ruptu­ra pública se produjo el Io de mayo.
El Pacto Social enfrentó dificultades (inflación, reclamos obreros y empresarios). El establishment presionó. Perón, el 12 de junio, hizo un último intento de reencauzar el proyecto. Su muerte lo desbarató.
La ironía de esta historia fue que para afirmar su proyecto, Perón se apoyó en la derecha del movimiento. Y a su muerte, fue ese sector quien lo desechó. Tal vez previendo este desen­lace fue que en su último discurso ante los trabajadores (los únicos que le habían permanecido fieles), expresó que el pue­blo era su único heredero.

¿Que papel tuvieron la clase trabajadora y el movimiento obrero?
Luego de la caída del peronismo, el movimiento obrero sostuvo grandes luchas. En los 60 se consolida organizativamente, se transforma en un factor de poder, por su poder de movilización, sus recursos financieros, y también porque represen­ta políticamente a los trabajadores, mayoritariamente peronistas.
La principal corriente sindical es el vandorismo. Su lema es golpear y negociar, obtener beneficios para los trabajadores, y consolidar su poder. Pérdida de democracia sindical, patoteris-mo, corrupción, algunos de sus rasgos. Durante la Revolución Argentina su poder es cuestionado. Renace una corriente com­bativa, que retoma el espíritu de la resistencia peronista junto con nuevos postulados, agrupada en la CGT de los Argentinos. Poco después surge el sindicalismo clasista, sobre todo en el in­terior. Los trabajadores se movilizan para reconquistar el prota­gonismo perdido.
El retorno del peronismo al gobierno encuentra a la burocra­cia sindical debilitada. Han apostado tibiamente a la vuelta de Perón. Desconfían del Pacto Social, que limita su capacidad de acción. Son crecientemente cuestionados por sus bases. Pero co­mo resultan imprescindibles para sostener el Pacto Social, Pe­rón, a cambio de su apoyo, los respalda. Se alian con López Re-ga contra la Tendencia. Los trabajadores apoyan a los líderes sindicales y a Perón, aunque también libran luchas reivindicati-vas. El sindicalismo combativo, en tanto, no logra consolidar sus posiciones en los sindicatos, que irá perdiendo.
Muerto Perón, el sindicalismo ortodoxo lleva adelante una ofensiva contra los sindicatos opositores e impulsa la renuncia del ministro Gelbard. En 1975 enfren­tan a Rodrigo y López Rega, presionados en parte por los trabajadores y los secto­res combativos. Son las últimas grandes luchas de período. En definitiva, no supie­ron, cuando eran el principal soporte del gobierno, formular una política que resol­viera la crisis. Entonces también comenzaron a esperar el golpe, pensando en lue­go volver a golpear y negociar. Pero las condiciones ya no serían las mismas.



¿Qué efectos tuvieron las políticas aplicadas por la Dictadura?

Las políticas de la Dictadura modificaron pro­fundamente la sociedad, logrando parte de sus propósitos.
Consiguieron desarticular a las clases y secto­res sociales ligados al modelo industrialista, rom­piendo el empate social existente hasta 1976. So­bre todo, la clase trabajadora ya no tendría el pro­tagonismo de la etapa anterior, afectada por la precarización laboral, por la desocupación, como también por la pérdida del poder y el desprestigio del sindicalismo tradicional.
También ayudaron al afianzamiento de un nue­vo modelo económico y de las clases dominantes, favoreciendo la consolidación de los grupos eco­nómicos nacionales. Y apareció en escena un nuevo actor: los acreedores externos, acompaña­dos por organismos como el FMI y el Banco Mundial.
Asimismo, la democracia recuperada adoleció de limitaciones, los partidos mayoritarios fueron captados progresivamente por el poder, lo cual limitó la posibilidad (y la esperanza que se tenía en un comienzo) de recuperar por su medio todo lo perdido.
El resultado final de estas políticas es conocido: el au­mento de la polarización económica y la dualidad social, el progresivo empobrecimiento de importantes sectores sociales, la gran concentración del ingreso.
Sin embargo, las clases dominantes no lograron todos sus propósitos.
En primer lugar, el propio retomo a la democracia fue (al menos en parte) resultado de una conquista popular, pues los sectores de poder apostaban a una salida conti-nuista del Proceso. Decimos parcialmente porque tam­bién cambió en ese momento la política del Departamen­to de Estado de los EE.UU., que a partir de los 80 impul­saron el retorno a la democracia en América Latina. Y también fue fruto del descalabro de Malvinas.
Tampoco pudieron impedir el resurgir de las luchas sociales y sindicales ni la aparición de nuevos movimien­tos sociales (entre ellos un nuevo sindicalismo) que en­frentaron las políticas neoliberales.
En el plano de los Derechos Humanos, la resistencia de los organismos fue importante para la recuperación de la democracia primero y, posteriormente, para el avance en el juicio y castigo de los culpables.
Las FF.AA., no sólo quedaron totalmente despresti­giadas, sino que perdieron el papel tutelar que habían te­nido en la política argentina, sufriendo un acentuado pro­ceso de desintegración interna.
Finalmente, en los últimos años, tomando como pun­to de inflexión el estallido del 2001, hay una recupera­ción en el movimiento popular. Aún con divisiones y de­bilidades, comienza a despuntar otro tipo de lucha, para recuperar todo lo perdido.


¿Cómo influyó el contexto latinoamericano y mundial?
La guerra fría: el enfrentamiento entre los países comunistas (URSS, China, etc.) y el occidente capitalista (EE.UU., Europa occidental) cubrió la escena internacio­nal. América Latina estaba ubicada dentro de la esfera de influencia de los EE.UU. Sus políticas hacia la región tuvieron importancia. Fue significativa la influencia so­bre los ejércitos de la región de la Doctrina de la Seguridad Nacional, tomada acti­vamente por los militares argentinos, reemplazando la idea de defensa de la frontera por la de enemigo interno. Bajo este mar­co se desarrolló el Plan Cóndor. La influencia yanqui también se sintió a través de los organismos multilaterales, las empresas multinacionales, los medios culturales y de prensa. En realidad, bajo el supuesto de frenar el avance del comunismo, se buscó impedir la formación de gobiernos populares, que obstaculiza­ran la expansión de los EE.UU, de sus valores, modos de vida y sobre todo su comercio.
La influencia de la Revolución cubana: más allá de la influen­cia que el clima de época de rebeldía tuvo en general, ios grupos revolucionarios argentinos se vieron muy influenciados por el ejemplo de la revolución, muchos cuadros viajaron a la isla, don­de recibieron formación política y militar. Los cubanos apoyaron la instalación de distintos focos insurgentes en América Latina (el más conocido, en Bolivia, donde murió el Che). Sobre todo, la revolución cubana fue muy arráyente poique era el ejemplo de una revolución triunfante. El método: la lucha armada.
La crisis del capitalismo: diversos elementos, entre ellos, la caída de las ganancias de las empresas y la crisis del petróleo, llevaron a una crisis del modelo económico mundial. Esto hizo que, por una parte, cambiaran las condi­ciones del comercio mundial, lo que influyó directamente en nuestro país. Así, el cie­rre del mercado europeo fue uno de los elementos que precipitó la crisis económica de 1974-1975. Por otra parte, comienza el fin de las políticas keynesianas. Desde los centros de poder se expanden las propuestas neoliberales, que se aplican por primera vez en Chile, bajo la dictadura de Pinochet.

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