sábado, 28 de mayo de 2011

Preguntas y respuestas sobe la dictadura de 1976 -1983.

¿Por qué las Fuerzas Armadas dieron el golpe del 24 de marzo de 1976?
¿Qué políticas aplicó la Dictadura para lograr sus propósitos?


Segun sus protagonistas,el golpe de Estado se produjo pues las Fuerzas Armadas tuvieron que hacerse cargo del gobierno ante "la situacion de caos que se vivia en el pais".Definida por ellos como,"vacio de poder,terrorismo,y una economia dislocada".
La argumentación, característica de los golpes de esta­do, encubre parte de la realidad.
Es cierto que había una situación caótica, pero también que los grupos que pro­movieron el golpe habían con­tribuido a generarla. Las Fuer­zas Armadas tenían un claro proyecto político. El fracaso de la "Revolución Argentina" los había convencido de que era precisa una profunda reorgani­zación de la sociedad. Obliga­dos a entregar el gobierno en 1973, esperaban retomarlo. La planificación concreta del golpe comenzó más de un año antes.
La intervención militar ten­dría un carácter conservador y reaccionario. La proclama del 24 de marzo señalaba la necesi­dad de reestablecer la "vigencia de los valores de la moral cris­tiana, de la tradición nacio­nal", "de la seguridad nacio­nal" y establecer "una relación armónica entre el Estado, el capital y el trabajo".
Sus propósitos, "terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo", rechazando "todos los extremis­mos" y "cualquier demagogia" .

Esto significaba acabar no sólo con los sectores de izquierda que buscaban una transformación radical de la sociedad, sino tam­bién modificar profundamente el país forjado por el peronismo treinta años antes. El fin era consolidar el dominio de la clase dirigente, acabar con la inestabi­lidad política y económica que hacía veinte años les impedía gobernar sin sobresaltos el país.
Las FF.AA., orientadas por la Doctrina de la Seguridad Nacional, implementaron un régimen de Terrorismo de Estado, un plan sistemático de secuestros, desapariciones, torturas y exterminio de dirigentes y militantes del campo popular, no sólo de los combatientes armados. Política que además de aniquilar a las organizaciones revolucionarias, buscaba descabezar a las organizaciones populares más combativas e intimidar al resto, sembrando el terror en la sociedad, a fin de disciplinarla. Por ello, la categoría subversivo era muy amplia. Abarcaba todo tipo de activis­tas, delegados sindicales, militantes políticos, sociales, estudiantiles, etc. Los trabajadores fueron particularmen­te golpeados.
El Terrorismo de Estado era la precondición necesaria para aplicar el plan económico de Martínez de Hoz sin re­sistencia. Según el diagnóstico neoli­beral, los problemas argentinos se de­bían a la intervención del Estado en la economía, que ahogaba la iniciativa privada; al carácter cerrado de la eco­nomía, que la hacía poco competitiva; al gasto público excesivo; y al desin­centivo de los productores más eficien­tes, el sector agropecuario, que debía subsidiar a la industria y a los consu­midores. Achicar el Estado, abrir la economía, reducir el déficit y apoyar la producción agro­pecuaria eran sus propósitos manifiestos.
Pero el problema real era que Argentina tenía una eco­nomía industrial, orientada al mercado interno, con bajo desempleo. Esto le daba mucho poder a los sindicatos para de­fender el salario. Y además po­dían establecer acuerdos con los empresarios ligados al mercado interno, en defensa del salario, que a la vez era consumo, for­mando una alianza que podía bloquear las iniciativas de los sectores económicos dominan­tes (capital extranjero, oligar­quía terrateniente). El plan eco­nómico atacaba las bases estruc­turales de estos sectores, promo­viendo la desindustrialización que, al reducir la cantidad de empresas nacionales y de traba­jadores industriales, haría lo propio con su poder.



Qué grupos sociales y políticos propiciaron el golpe de Estado?
¿Cómo lograron los militares el consenso necesario para el golpe?

Los grandes empresarios, sobre todo el sector li­beral. En 1975 se conformó la Asamblea Per­manente de Entidades Gremiales Empresarias, donde gran parte de los sectores capitalistas con­centrados confluyeron con intenciones desestabili-zadoras (Sociedad Rural Argentina, Bolsa de Co­mercio, Asociación de Bancos Argentinos, entre otras).

· La mayor parte de la jerarquía católica. Adolfo Tórtolo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y Vicario General de las Fuerzas Armadas pronosticó (en diciembre de 1975) el inicio de "un proceso de purificación'" encabezado por las FF.AA. Sólo cuatro obispos sobre ochenta se pronunciaron públicamente contra la represión ilegal, y un puñado más aceptó recibir a los familiares de desaparecidos luego del golpe.
· Intelectuales y medios de prensa de la dere­cha. Por ejemplo. La Nación y La Prensa, que des­de 1973 tenían una línea marcadamente opositora al gobierno peronista; Mariano Grondona, que ya había trabajado preparando el golpe contra Illia desde Primera Plana; Ricardo Zinn, quien elabo­ró el plan que aplicó el ministro de economía Ro­drigo en 1975 y luego fue integrante del gabinete de Martínez de Hoz.
· Partidos políticos de derecha: Nueva Fuerza, Demócrata Progresista, Socialista Democrático, Federal, partidos conservadores provinciales. Sus dirigentes luego fueron colaboradores y funciona­rios de la dictadura.
Después de la muerte de Perón, el gobierno de Isabel Perón fue perdiendo todo apoyo y legitimidad política, pues aban­donó totalmente las pautas programáticas de 1973, en tanto la creciente violencia, uno de los argumentos para el golpe, era fomentada en gran me­dida por la propia derecha.
La política económica también giró hacia la ortodoxia. Inclu­so se intentó aplicar el primer experimento neoliberal, con Ro­drigo, si bien la movilización obrera lo impidió. Esto robusteció el consenso capitalista sobre la necesidad del golpe. El desgo­bierno económico era incentivado por estos sectores (remarca­ción de precios, paros patronales, etc.).
La lucha interna desgastó al gobierno. A la ruptura definitiva y la guerra abierta con la izquierda peronista, siguió la lucha en­tre la burocracia sindical y el lopezreguismo y la ruptura en el partido entre verticalistas y antiverticalistas, que terminó de ais­lar a la presidenta. En este desenlace colaboraron la ineptitud política de Isabel y quienes la rodeaban.
Este cuadro llevó, sobre todo a los sectores medios, a ver a las FF.AA. como una garantía del orden. Entre los trabajadores, que aún sostenían luchas defensivas, tal vez lo que primó en su acti­tud fuesen decepción e impotencia, pues éste había sido su go­bierno. En definitiva, como lo señaló Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar, lo que las FF.AA. liquidaron no era el gobierno de Isabel Perón, sino "la posibilidad de un proceso de­mocrático " donde el pueblo remediara los males que lo aqueja­ban, pues sólo faltaban nueve meses para las elecciones.


¿Por qué el sistema político no encontró una salida democrática?
La democracia tenía escaso valor en la Argentina. Los grupos dominantes y sus partidos afínes no creían en ella. Desde 1916 nunca pudieron articular una fuerza polí­tica capaz de lograr un consenso de masas. Por ello utiliza­ron a las fuerzas armadas como un instrumento al servicio de sus intereses. Desde el golpe del 30, cuando la élite go­bernó directamente fue mediante dictaduras, gobiernos ci­viles tutelados por las FF.AA., y proscripciones de las ma­yorías populares.
Las fuerzas armadas se transformaron en un actor más del juego político, con cierta autonomía, conformando lo que luego se llamó el Partido Militar. Buena parte de los parti­dos liberales tradicionales que invocaban la democracia no habían dudado en golpear la puerta de los cuarteles. Los golpes eran cívico-militares, los partidos actuaban a través de ellos. Para los peronistas, la democracia era la bandera poco creíble esgrimida por los golpistas del 55; para la iz­quierda ocultaba el carácter de dominación de clase de las democracias burguesas.

¿Por qué se frustró el proceso abierto en 1973? ¿Cuál era el proyecto de Perón?

Frente a la crisis política de 1975-76, como de hecho se aceptaba ese papel tutelar de las FF.AA., la mayor parte de los partidos no golpistas, luego de una serie de infructuosos esfuerzos por buscar una salida (que intentaban el desplaza­miento de la presidenta), se resignaron a la intervención de las FF.AA. y más bien comenzaron a pensar cómo se reaco-modarían luego. Esta falta de opciones se puso de manifies­to tanto en el discurso que Ricardo Balbín -líder de la UCR-pronunció dos semanas antes del golpe, como en la actitud de espera de los dirigentes peronistas.

¿Qué papel jugó la izquierda revolucionaría en este proceso? 
En los 60, organizaciones y militantes de diversas orientaciones ideológicas (marxistas, peronistas, cristianos) se fueron radicalizando, en un proceso con raíces en la resistencia peronista, la renovación de la Iglesia y las nuevas corrientes de la izquierda en el mundo. Coincidían en poner el acento en la necesidad de un cambio revolucionario en la sociedad. En el movimiento obrero, se afirma una corriente combativa; en la iglesia el Movimien­to de Sacerdotes para el tercer Mundo; el movimiento estudiantil se radicaliza; surgen diversos movimientos sociales, etc. Algunas organizaciones políticas llegan a la conclusión que el único cami­no para lograr los cambios era la lucha armada. En el enfrentamiento contra la dictadura de Lanusse, tanto las or­ganizaciones de masas como las armadas cumplieron un papel im­portante, pues fue el temor a una guerra civil -espoleado por Pe­rón- lo que obligó a las FF.AA. a dar una salida democrática sin condiciones.
Buena parte de estos grupos finalmente ingresan al peronismo.
 La campaña electoral también fue protagonizada por la Juventud Peronista.

En el gobierno de Cámpora, estos sectores empujaron un proceso de movilización. Sobre la base del importante papel jugado hasta el momento creyeron que liderarían la construcción del socialismo nacional. Desautorizados por Perón, dieron la lucha política. En la medida en que su campo de acción se acotaba, volvieron a las ar­mas. Se internaron en una espiral de violencia, donde la lucha fue cada vez más militar y menos política, lo cual los llevó a un calle­jón sin salida, donde no podían vencer y su acción fortalecía la de­recha, al darle argumentos para el golpe. Distinto al caso del ERP, que si bien tuvo disensos internos, nunca abandonó la lucha armada.
Tomada en conjunto, la acción de las organizaciones armadas durante el gobierno pero­nista resultó contraproducente para el campo popular y las propias organizaciones, que ex­puestas en demasía frente a un enemigo superior militar y políticamente, fueron destruidas. En ese clima, las organizaciones de masas más combativas encontraron poco espacio para desarrollar su política. En definitiva, los sectores que buscaban un cambio radical de la so­ciedad no pudieron hacer que ésa fuese una opción de masas. A grandes industriales y los terratenientes, por dirigista y esta-tista. La izquierda también lo rechazó, pues lo veía como un freno para la transformación social.
Perón comenzó a desmontar las posiciones de la izquierda peronista, se apoyó en el sindicalismo ortodoxo y en los sec­tores de centro y derecha del movimiento. La Tendencia resis­tió movilizándose. El clima político, se enrareció: el comien­zo del accionar de la Triple A; el asesinato de Rucci; medidas políticas orientadas contra la izquierda (leyes, intervenciones a provincias); ataques del ERP a unidades militares; la ruptu­ra pública se produjo el Io de mayo.
El Pacto Social enfrentó dificultades (inflación, reclamos obreros y empresarios). El establishment presionó. Perón, el 12 de junio, hizo un último intento de reencauzar el proyecto. Su muerte lo desbarató.
La ironía de esta historia fue que para afirmar su proyecto, Perón se apoyó en la derecha del movimiento. Y a su muerte, fue ese sector quien lo desechó. Tal vez previendo este desen­lace fue que en su último discurso ante los trabajadores (los únicos que le habían permanecido fieles), expresó que el pue­blo era su único heredero.

¿Que papel tuvieron la clase trabajadora y el movimiento obrero?
Luego de la caída del peronismo, el movimiento obrero sostuvo grandes luchas. En los 60 se consolida organizativamente, se transforma en un factor de poder, por su poder de movilización, sus recursos financieros, y también porque represen­ta políticamente a los trabajadores, mayoritariamente peronistas.
La principal corriente sindical es el vandorismo. Su lema es golpear y negociar, obtener beneficios para los trabajadores, y consolidar su poder. Pérdida de democracia sindical, patoteris-mo, corrupción, algunos de sus rasgos. Durante la Revolución Argentina su poder es cuestionado. Renace una corriente com­bativa, que retoma el espíritu de la resistencia peronista junto con nuevos postulados, agrupada en la CGT de los Argentinos. Poco después surge el sindicalismo clasista, sobre todo en el in­terior. Los trabajadores se movilizan para reconquistar el prota­gonismo perdido.
El retorno del peronismo al gobierno encuentra a la burocra­cia sindical debilitada. Han apostado tibiamente a la vuelta de Perón. Desconfían del Pacto Social, que limita su capacidad de acción. Son crecientemente cuestionados por sus bases. Pero co­mo resultan imprescindibles para sostener el Pacto Social, Pe­rón, a cambio de su apoyo, los respalda. Se alian con López Re-ga contra la Tendencia. Los trabajadores apoyan a los líderes sindicales y a Perón, aunque también libran luchas reivindicati-vas. El sindicalismo combativo, en tanto, no logra consolidar sus posiciones en los sindicatos, que irá perdiendo.
Muerto Perón, el sindicalismo ortodoxo lleva adelante una ofensiva contra los sindicatos opositores e impulsa la renuncia del ministro Gelbard. En 1975 enfren­tan a Rodrigo y López Rega, presionados en parte por los trabajadores y los secto­res combativos. Son las últimas grandes luchas de período. En definitiva, no supie­ron, cuando eran el principal soporte del gobierno, formular una política que resol­viera la crisis. Entonces también comenzaron a esperar el golpe, pensando en lue­go volver a golpear y negociar. Pero las condiciones ya no serían las mismas.



¿Qué efectos tuvieron las políticas aplicadas por la Dictadura?

Las políticas de la Dictadura modificaron pro­fundamente la sociedad, logrando parte de sus propósitos.
Consiguieron desarticular a las clases y secto­res sociales ligados al modelo industrialista, rom­piendo el empate social existente hasta 1976. So­bre todo, la clase trabajadora ya no tendría el pro­tagonismo de la etapa anterior, afectada por la precarización laboral, por la desocupación, como también por la pérdida del poder y el desprestigio del sindicalismo tradicional.
También ayudaron al afianzamiento de un nue­vo modelo económico y de las clases dominantes, favoreciendo la consolidación de los grupos eco­nómicos nacionales. Y apareció en escena un nuevo actor: los acreedores externos, acompaña­dos por organismos como el FMI y el Banco Mundial.
Asimismo, la democracia recuperada adoleció de limitaciones, los partidos mayoritarios fueron captados progresivamente por el poder, lo cual limitó la posibilidad (y la esperanza que se tenía en un comienzo) de recuperar por su medio todo lo perdido.
El resultado final de estas políticas es conocido: el au­mento de la polarización económica y la dualidad social, el progresivo empobrecimiento de importantes sectores sociales, la gran concentración del ingreso.
Sin embargo, las clases dominantes no lograron todos sus propósitos.
En primer lugar, el propio retomo a la democracia fue (al menos en parte) resultado de una conquista popular, pues los sectores de poder apostaban a una salida conti-nuista del Proceso. Decimos parcialmente porque tam­bién cambió en ese momento la política del Departamen­to de Estado de los EE.UU., que a partir de los 80 impul­saron el retorno a la democracia en América Latina. Y también fue fruto del descalabro de Malvinas.
Tampoco pudieron impedir el resurgir de las luchas sociales y sindicales ni la aparición de nuevos movimien­tos sociales (entre ellos un nuevo sindicalismo) que en­frentaron las políticas neoliberales.
En el plano de los Derechos Humanos, la resistencia de los organismos fue importante para la recuperación de la democracia primero y, posteriormente, para el avance en el juicio y castigo de los culpables.
Las FF.AA., no sólo quedaron totalmente despresti­giadas, sino que perdieron el papel tutelar que habían te­nido en la política argentina, sufriendo un acentuado pro­ceso de desintegración interna.
Finalmente, en los últimos años, tomando como pun­to de inflexión el estallido del 2001, hay una recupera­ción en el movimiento popular. Aún con divisiones y de­bilidades, comienza a despuntar otro tipo de lucha, para recuperar todo lo perdido.


¿Cómo influyó el contexto latinoamericano y mundial?
La guerra fría: el enfrentamiento entre los países comunistas (URSS, China, etc.) y el occidente capitalista (EE.UU., Europa occidental) cubrió la escena internacio­nal. América Latina estaba ubicada dentro de la esfera de influencia de los EE.UU. Sus políticas hacia la región tuvieron importancia. Fue significativa la influencia so­bre los ejércitos de la región de la Doctrina de la Seguridad Nacional, tomada acti­vamente por los militares argentinos, reemplazando la idea de defensa de la frontera por la de enemigo interno. Bajo este mar­co se desarrolló el Plan Cóndor. La influencia yanqui también se sintió a través de los organismos multilaterales, las empresas multinacionales, los medios culturales y de prensa. En realidad, bajo el supuesto de frenar el avance del comunismo, se buscó impedir la formación de gobiernos populares, que obstaculiza­ran la expansión de los EE.UU, de sus valores, modos de vida y sobre todo su comercio.
La influencia de la Revolución cubana: más allá de la influen­cia que el clima de época de rebeldía tuvo en general, ios grupos revolucionarios argentinos se vieron muy influenciados por el ejemplo de la revolución, muchos cuadros viajaron a la isla, don­de recibieron formación política y militar. Los cubanos apoyaron la instalación de distintos focos insurgentes en América Latina (el más conocido, en Bolivia, donde murió el Che). Sobre todo, la revolución cubana fue muy arráyente poique era el ejemplo de una revolución triunfante. El método: la lucha armada.
La crisis del capitalismo: diversos elementos, entre ellos, la caída de las ganancias de las empresas y la crisis del petróleo, llevaron a una crisis del modelo económico mundial. Esto hizo que, por una parte, cambiaran las condi­ciones del comercio mundial, lo que influyó directamente en nuestro país. Así, el cie­rre del mercado europeo fue uno de los elementos que precipitó la crisis económica de 1974-1975. Por otra parte, comienza el fin de las políticas keynesianas. Desde los centros de poder se expanden las propuestas neoliberales, que se aplican por primera vez en Chile, bajo la dictadura de Pinochet.

lunes, 16 de mayo de 2011

El grito de Ipiranga:

Las tensiones surgidas a ambos lados del Atlántico obligarían a tomar rápidas decisiones. En Pernambuco, tras el estallido de una rebelión en 1817, surgió una república independiente que fue nuevamente sometida al poder central tras tres meses de dura represión. En Portugal, después de la partida de los franceses, el gobierno recayó en un regente que era sumamente impopular entre el pueblo por sus métodos despóticos. En este clima se produjo, en 1820, una revolución liberal, que convocó a las Cortes y reivindicó el regreso de Juan VI a Lisboa (el otrora regente reinaba con ese nombre tras la muerte, en 1816, de María I). En abril de 1821, y dada la gravedad de los acontecimientos, el rey regresó a Europa, no sin antes nombrar a su hijo y heredero de veinticuatro años, don Pedro, como regente para los asuntos brasileños. El retorno de Juan VI y de sus 3.000 acompañantes a Portugal, llevándose los caudales brasileños, agravó la ya delicada situación de la Hacienda colonial, dado que las arcas del Banco de Brasil fueron literalmente saqueadas. Al igual que en el resto de América Latina, los principales ingresos del Tesoro Público fueron las rentas aduaneras, incrementadas considerablemente a consecuencia de la mayor apertura del Brasil a los mercados internacionales y del aumento de las importaciones de productos europeos.En enero de 1821 se había convocado en Portugal a las Cortes, con el principal objetivo de promulgar una Constitución. Una parte importante de los brasileños se mostró favorable a participar en el proceso constitucionalista por las ventajas que pensaban podría aportarles un texto escrito, aunque muy pronto el desánimo fue la nota dominante, dado que los acontecimientos en la metrópoli siguieron un signo totalmente contrario a sus intereses. Al igual que sus colegas españoles, los diputados liberales portugueses tendieron a reforzar los lazos coloniales en lugar de favorecer un status de mayor autonomía. Los mismos diputados exigían plena obediencia a las directrices metropolitanas y ordenaron el retorno del regente a Portugal. Tras un breve sueño de centralidad, los brasileños despertaron para volver a ser nuevamente colonia; habían dejado de ser parte de la metrópoli para depender de ella de un modo total y absoluto. Ante los intentos portugueses de aumentar la dominación, los brasileños convirtieron al regente en el símbolo de la unidad del país y su figura se transformó en un elemento aglutinador para las oligarquías bahiana, carioca, paulista y mineira, que lo presionaron para que no abandonara el Brasil. El papel jugado por las oligarquías regionales fue determinante a la hora de abortar a los movimientos centrífugos y separatistas y garantizó la continuidad administrativa del país, de modo que al limitarse los enfrentamientos armados se evitó el estallido de una guerra civil, que hubiera tenido un elevado costo para el gobierno brasileño. La ausencia de graves y prolongados enfrentamientos internos fue una de las causas de la prosperidad brasileña en las décadas centrales del siglo XIX. El 7 de septiembre de 1822 se produjo el célebre grito de Ipiranga ("La independencia o la muerte"), que de hecho significaba la independencia del Brasil, y a partir de allí los acontecimientos se aceleraron a una velocidad vertiginosa. El 12 de octubre don Pedro fue proclamado emperador constitucional y el 1 de diciembre fue coronado. Con la ayuda de lord Cochrane, anteriormente al servicio de la armada chilena, se expulsó del país a las guarniciones portuguesas de Bahía, Marañón y Pará, que se oponían a la independencia. A fines de 1823 el proceso emancipador ya estaba consolidado, después de que se expulsara a las últimas tropas acantonadas en Río de Janeiro y tras sofocarse la rebelión de las tropas portuguesas que ocupaban Montevideo.

Fuente: Wikipedia


Este interesante video explica el proceso independentista del Brasil, pero el problema es que está en portugués, asi que pongas sus sentidos al máximo y van a ver que se entiende..suerte....

El grito de alcorta:

Se conoce como Grito de Alcorta a la rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales que sacudió el sur de la provincia argentina de Santa Fe y se extendió por toda la región pampeana, con centro en la ciudad de Alcorta, y que marcó la irrupción de los chacareros en la política nacional del siglo XX, dando origen además a su organización gremial representativa, la Federación Agraria Argentina.


Contexto histórico y social

Con el desarrollo del ferrocarril a través de la Generación del '80 (1880), se empezó a sembrar trigo, el excedente del cual era exportado a Europa. Para poblar el país se implementó una política activa de inmigración, trayendo muchos inmigrantes que huían de la pobreza europea para poblar las Pampas. La cultura trabajadora del inmigrante europeo hizo que la tierra produjera mucho más, convirtiendo a la Argentina en el Granero del Mundo. Al seguir la propiedad de la tierra en manos de pocos, se profundizó la brecha ecónomica entre los terratenientes, similar a la de las clases altas europeas, y los inmigrantes que trabajaban las tierras.




La “Conquista del desierto” había ampliado la superficie de tierra para la actividad agropecuaria, quedando ésta en manos de un número reducido de grandes terratenientes. Los más de 3 millones de inmigrantes que llegaron a territorio argentino, sin obtener la propiedad de la tierra que iban a trabajar, debieron optar por recluirse en la orillas de las ciudades o trabajar la tierra de los latifundistas.



La estructura social del campo en el momento en que se desata la rebelión, estaba integrada por terratenientes, arrendatarios y subarrendatarios. Estos últimos se encontraban sometidos a los terratenientes a través de contratos que establecían, entre otras cosas, rentas impagables y la obligación de comprar herramientas e insumos a quien el terrateniente mandare, e imponían al colono las responsabilidades de una mala cosecha. Se llegó a un punto en que, por más que el colono trabajara de sol a sol y por buena que fuera la cosecha, al final de ésta no le quedaba ni lo más elemental para subsistir. El estudio de Juan Bialet Massé sobre "La condición de las clases trabajadoras", de 1901, es una radiografía clara del tratamiento infrahumano que recibían los colonos.



El proceso que desembocó en el Grito de Alcorta fue muy complejo, la mayoría de los arrendatarios y medieros eran extranjeros (en algunas zonas llegaban al 80%), y en el campo primaba el individualismo y la desconfianza, lo que dificultaba la organización gremial. A su vez la Ley de Residencia, que permitía la deportación de extranjeros, causaba mucho temor. A pesar de esto, a principios de 1912 los chacareros organizaron sus primeras reuniones, ayudados por los sindicatos de estibadores y oficios varios, los Centros de Estudios Sociales dirigidos por los anarquistas y los braceros (“linyeras”), que tenían una gran tradición de lucha.



El detonante del Grito de Alcorta fue la formidable cosecha de 1912, al comprobar los chacareros que luego de pagar las deudas nada quedaba para ellos.



 El Grito

El 25 de junio de 1912 se realizó una asamblea en la Sociedad Italiana de Alcorta, de la que participaron alrededor de 300 agricultores y entre manifestaciones combativas se declaró la huelga por tiempo indeterminado, hasta conseguir, entre otras reivindicaciones, “1) rebaja general de los arrendamientos y aparcerías; 2) entregar en las aparcerías el producto en parva o troje, como salga; 3) contratos por un plazo mínimo de 4 años”.



La convocatoria había surgido de los campesinos de Alcorta, encabezados por Francisco Bulzani, quienes contaban con el aval de los párrocos de esa localidad y de la localidad vecina de Máximo Paz, los hermanos José y Pascual Netri y de los comerciantes de la zona. El abogado Francisco Netri, hermano de los párrocos y uno de los protagonistas, tuvo un papel destacado en la asamblea y fue quien enfatizó que los chacareros debían “constituir su organización gremial autónoma”.



A medida que se avanzó en la huelga, se fue avanzando también en su organización, y tomó fuerza la idea de constituir una organización central de chacareros. Fue así como el 15 de agosto de 1912, en la Sociedad Italiana de Rosario, se fundó la Federación Agraria Argentina.



La respuesta de los terratenientes y las fuerzas represivas no se hizo esperar, motivo por el cual los huelguistas tuvieron sus primeras víctimas. En un acto realizado en la localidad de Firmat fueron asesinados los dirigentes agrarios anarquistas Francisco Mena y Eduardo Barros, mientras en la ciudad de Rosario era fusilado Francisco Netri.



A pesar del violento accionar de los terratenientes, los huelguistas fueron logrando cada vez más adhesiones. Al apoyo inicial de los anarquistas y socialistas, de los curas y los pequeños comerciantes, fueron sumándose los profesionales y amplios sectores populares. Ante el temor de tener que afrontar grandes pérdidas económicas, los terratenientes fueron cediendo lentamente y hacia mediados de 1913 la inmensa mayoría de los arrendatarios había logrado una importante rebaja de los arrendamientos. De todos modos, la oligarquía logró mantener cláusulas leoninas en los contratos, que imponían restricciones a la libertad de comprar y vender.



El Grito de Alcorta, si bien no modificó sustancialmente la estructura agraria, favoreció el surgimiento de organizaciones campesinas en otros lugares del país, como la Liga agraria de Bahía Blanca y la Liga Agraria de La Pampa, las que participaron junto a la FAA de un congreso nacional campesino donde, además de los reclamos puntuales a los terratenientes y comerciantes, se reivindicaron los postulados de la Revolución mexicana encabezada por Emiliano Zapata. Por primera vez en la Argentina se enarboló el principio de que “...la tierra debe pertenecer en propiedad del que la trabaja...”



Un siglo después poco ha cambiado ya que la tierra sigue siendo un bien escaso, y más del 70% de la superficie agrícola se trabaja por cotratistas/arrendatarios. Al ser económicamente inviable el minifundio, los "nuevos" propietarios tuvieron que seguir arrendando campos vecinos para lograr una escala que justifique amortizar inversiones en maquinaria.



Obtenido de «http://es.wikipedia.org/wiki/Grito_de_Alcorta»




Grito de Asencio

Se conoce como Grito de Asencio o la Admirable Alarma[1] a la decisión tomada por criollos de la Banda Oriental el 28 de febrero de 1811 a orillas del arroyo Asencio, de emprender las primeras acciones revolucionarias contra las autoridades realistas españolas de Montevideo,[2] adhiriendo a la Junta de Buenos Aires.


AntecedentesLuego de producirse la Revolución de Mayo en Buenos Aires en 1810, la parte de la Banda Oriental dependiente de la Gobernación de Montevideo permaneció fiel al gobierno español, mientras que el resto del territorio adhirió a la Primera Junta. A principios de 1811 solo la villa de Belén permanecía en obediencia de Buenos Aires, pues el resto del territorio oriental fue obligado a obedecer a las autoridades realistas que trasladaron su base regional a Montevideo. Sin embargo, entre la población, fundamentalmente de la campaña, comenzó a generarse un movimiento de opinión favorable al movimiento revolucionario.




En enero de 1811 Francisco Javier de Elío volvió a Montevideo desde España con el título de virrey del Río de la Plata. Desde ese momento inició los preparativos para declarar la guerra a la Junta de Buenos Aires, lo que hizo el 12 de febrero. Para ello tomó una serie de medidas fiscales que le permitían hacerse de recursos: regularización de títulos de propiedad de tierras para el pago de la contribución, solicitud de donativos patrióticos, impuestos a las importaciones de cuero, tabaco, control del contrabando permitiendo el comercio sólo a buques autorizados y a través de intermediarios nacionales.



Estas medidas perjudicaron a hacendados, comerciantes, barraqueros y navieros en su actividad mercantil, que estaba decayendo por la situación de crisis y el control español del comercio, ya que impedía el comercio con los británicos. A estas medidas se sumaron empréstitos forzosos al clero, empleados, propietarios, artesanos, hacendados, comerciantes y el uso de la fuerza para coaccionar a los pueblos a reconocer la autoridad española en Montevideo.



En consecuencia, algunos jefes militares al servicio del gobierno español, pero con gran asidero en la campaña oriental, se pasaron al bando revolucionario, como fue el caso de José Artigas el 15 de febrero de 1811, quien abandonó la guarnición realista de Colonia del Sacramento y se puso bajo las órdenes del gobierno de Buenos Aires, que le ordenó retornar a la Banda Oriental con auxilios para los levantamientos en la campaña.



Pero los preparativos revolucionarios habían comenzado en diciembre de 1810, cuando el alférez Justo Correa fue enterado de la posible presencia de tropas porteñas en el territorio de la Banda Oriental. Inmediatamente dio paso a la convocatoria a desertores y paisanos a levantarse en armas. Desde todos los rincones se movilizaron los hombres, acudiendo al llamado de los caudillos locales. En enero de 1811 Pedro José Viera, conocido como Perico El Bailarín, se sumó al llamado de Correa con veintiocho hombres. En febrero le siguió Venancio Benavides.



El día 24 de febrero llegó la esperada noticia, la declaración de guerra por parte de Buenos Aires. Ya para el 26 los patriotas, ocultos en un bosque sobre el arroyo Asencio en el actual Departamento de Soriano, eran unos trescientos.


 El Grito de Asencio
El 27 de febrero el contingente de revolucionarios comandado por Ramón Fernández decidió emprender las primeras acciones. Al día siguiente tomaron la cercana población de Mercedes y Santo Domingo de Soriano.



Con Benavides al mando de las tropas, los revolucionarios capturaron luego las poblaciones de El Colla, actual Rosario, el 20 de abril y San José, el 25 de abril. El 26 de mayo sitiaron Colonia del Sacramento, que cayó una semana después.



El incipiente movimiento recibiría un fuerte impulso con la incorporación de Artigas, que prontamente se convertiría en el líder de la revolución en la Banda Oriental.


 Monumento a la Admirable AlarmaEn en el Parque Asencio, lugar donde supuestamente se desarrollaron los hechos del 28 de febrero de 1811, se levanta actualmente el monumento a la Admirable Alarma con el escudo de Uruguay y los escudos departamentales de todo el país, hechos en hormigón. En ellos hay tierra de cada uno de los departamentos. El lugar se encuentra a unos 10 km de la ciudad de Mercedes.


fuente: Wikipedia







Fuente: wikipedia

El grito de Dolores:




El Grito de Dolores es considerado el punto cronológico con que se inicia la guerra de Independencia de México. Consiste en el llamado que el cura Miguel Hidalgo y Costilla (en compañía de Ignacio Allende y de Juan Aldama), hace a sus parroquianos con el fin de que estos desconocieran y se sublevaran en contra de la autoridad virreinal de la Nueva España en la mañana del 16 de septiembre de 1810. El llamado se hace al tañer la famosa Campana de Dolores, ubicada en el campanario oriental de la iglesia parroquial del entonces poblado de Dolores (hoy Municipio de Dolores Hidalgo C.I.N. (Cuna de la Independencia Nacional), ubicado en el territorio del estado de Guanajuato).




Una vez congregada la población frente a la iglesia, el cura Hidalgo pronuncia un emotivo sermón, al final del cual grita:



«"¡Viva la Virgen de Guadalupe!, ¡Muera el mal gobierno!, ¡viva Fernando VII!"»

La precipitación con la que convoca al levantamiento responde a que la conspiración independentista había sido recién descubierta por la autoridad virreinal. A partir de ahí se iniciaría una guerra de independencia que culminaría con la firma del Tratado de Córdoba el 24 de agosto de 1821 y la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, evento con el que se consuma de forma oficial la independencia de México con respecto a España.

VariantesEn futuras correspondencias de Allende se señalaría que el nombre de Fernando VII habría sido usado como pantalla. El texto de este grito ha sido alterado con posterioridad sirviendo a los intereses del gobierno respectivo, con adiciones como "Viva la América española" (un reclamo posterior), "Mueran los gachupines" (una expresión de rivalidad que sólo aparecería más tarde por parte de Miguel Hidalgo) o "Viva México". Este último forma parte del grito de independencia que en la actualidad profiere el presidente de México en ocasión de las festividades conmemorativas de la Independencia, aunque es muy probable que esta última expresión no haya sido dicha originalmente por Miguel Hidalgo.




Corrobora lo anterior, el oficio publicado por el Manuel Abad y Queipo, obispo electo de Valladolid de Michoacán en la Gazeta Extraordinaria del Gobierno de México, del viernes 28 de septiembre de 1810 (documento visible en la página web del Archivo General de la Nación en la sección relativa al Bicentenario de México), en cuyo folio 809, se lee textualmente lo siguiente: "...E insultando á la religión y á nuestro soberano D. Fernando VII, pintó en su estandarte la imagen de nuestra patrona nuestra Señora de Guadalupe, y le puso la inscripción siguiente: Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la América. Y muera el mal gobierno...".

Fuente: Wikipedia

Geografía de América Latina

viernes, 13 de mayo de 2011

Informe Brundtland

Informe socio-económico elaborado por distintas naciones en 1987 para la ONU, por una comisión encabezada por la doctora Gro Harlem Brundtland. Originalmente, se llamó Nuestro Futuro Común (Our Common Future, en inglés). En este informe, se utilizó por primera vez el término desarrollo sostenible (o desarrollo sustentable), definido como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. Implica un cambio muy importante en cuanto a la idea de sustentabilidad, principalmente ecológica, y a un marco que da también énfasis al contexto económico y social del desarrollo.


Objetivos
Llevar a cabo dos tipos de restricciones:

Ecológicas, es decir, la conservación de nuestro planeta Tierra.
Morales: renunciar a los niveles de consumo a los que no todos los individuos puedan aspirar.
Crecimiento económico en los lugares donde no se satisfacen las necesidades anteriores, es decir, en los países pobres.
Control demográfico, referido principalmente a las tasas de natalidad.
No poner en peligro los sistemas naturales que sostienen la vida en la Tierra.
La conservación de los ecosistemas debe estar subordinada al bienestar humano, pues no todos los ecosistemas pueden ser conservados en su estado virgen.
El uso de los recursos no renovables debe ser lo más eficiente posible.
El desarrollo sostenible requiere entender que la inacción traerá consecuencias; se deben cambiar las estructuras institucionales y fomentar las conductas individuales en relación a los objetivos anteriormente descritos. También se puso de manifiesto la necesidad de llevar a cabo una nueva conferencia a nivel mundial, dado que los objetivos propuestos en conferencias anteriores no estaban siendo cumplidos. Así, en 1992 se llevó a cabo la Conferencia Sobre Medio Ambiente y Desarrollo sostenible en Río de Janeiro.

Las medidas propuestas

Según el Informe Brundtland de la Comisión, una serie de medidas deben ser adoptadas por los países para promover el desarrollo sostenible. Entre ellos:

limitar el crecimiento de la población;

garantía de recursos básicos (agua, alimentos, energía) en el largo plazo;

conservación de la biodiversidad y los ecosistemas;

reducción del consumo de energía y el desarrollo de tecnologías que utilicen fuentes renovables de energía;

crecimiento de la producción industrial en los países no industrializados basados ​​en tecnologías ecológicamente adaptados;

control de la urbanización caótica y la integración del campo y las ciudades más pequeñas;

necesidades básicas (salud, educación, vivienda).

A nivel internacional, los objetivos son:

adopción de la estrategia de desarrollo sostenible, las organizaciones de desarrollo (organismos e instituciones financieras internacionales);
ecosistemas supranacional como la Antártida, los océanos de protección, etc para la comunidad internacional;
destierro de la guerra;
implementación de un programa de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas (ONU).

El concepto de desarrollo sostenible debe ser asimilada por la dirección de una empresa como una nueva forma de producción, sin degradar el medio ambiente, extendiendo esta cultura a todos los niveles de la organización, que es un proceso formalizado de identificar el impacto de la compañía de producción medio ambiente y los resultados en la aplicación de un proyecto que combina la producción y la preservación del medio ambiente, utilizando la tecnología adaptada a este precepto.

Algunas otras medidas para la aplicación de un programa mínimamente adecuado para el desarrollo sostenible son:

utilización de nuevos materiales en la construcción;

reestructuración de la distribución de los residenciales e industriales;

utilización y consumo de fuentes de energía alternativas como la solar, eólica y geotérmica;

el reciclado de materiales reutilizables;

eficiente del agua y los alimentos;

reducción del uso de sustancias químicas nocivas para la salud en la producción de alimentos.

El actual modelo de crecimiento económico ha creado enormes desequilibrios si por una parte, nunca ha habido tanta riqueza y prosperidad para el mundo, por el contrario, la pobreza, la degradación ambiental y la contaminación aumentan día a día. Si esto es así, surge la idea de Desarrollo Sostenible (SD), tratando de conciliar el desarrollo económico con la preservación del medio ambiente, y también para acabar con la pobreza en Sostenibilidad mundo.Assim como se menciona en que tiene un muy desarrollado a lo largo de los años a través de su jerarquías.



Fuente:  http://pt.wikipedia.org/wiki/Relat%C3%B3rio_Brundtland  (Traducción del portugués)

Una quinta parte de América del Sur "puede convertir el desierto en 2025

Fernanda Nideck
Londres

América del Sur podría perder hasta una quinta parte de sus tierras agrícolas para el año 2025, advierte a la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD, por sus siglas en Inglés).



La Amazonia ya está sufriendo los efectos de la sequía
 
 
Se dijo que el proceso de la desertificación en el continente sudamericano se ha intensificado en los últimos años, especialmente en países con grandes extensiones, como Argentina y Brasil.
En declaraciones a la BBC Brasil, la unidad oficial de la facilitación para América Latina y la CLD, el brasileño Heitor Matallo dice que el cambio climático está exacerbando el problema.
"Hay un ciclo en un fenómeno que alimenta a la otra. Si el medio ambiente se degrada debido a la deforestación y la erosión, la disminución de agua de embalses, el aumento de los páramos ", dice Matallo.
"A su vez, estas tierras degradadas influir en el clima, la prevención de la formación de la lluvia y el avance de la desertificación en aumento."
La información fue publicada el viernes, dos días antes del Día Mundial de la ONU de Lucha contra la Desertificación. Este año, la campaña se refiere a la relación entre la desertificación y el calentamiento global.

Las pérdidas económicas

Según Matallo, 1,5 millones de kilómetros cuadrados del territorio brasileño se compone de zonas semi-áridas y son el hogar de 40 millones de personas. Argentina, con superficie de 3 millones de kilómetros cuadrados, tiene 1,75 millones de kilómetros cuadrados cubiertos por el desierto.
La ONU dice que la zona noreste de Brasil semi-áridas, con el tema del clima a las frecuentes sequías, se ha incrementado la degradación ambiental y el cambio climático.
"Si en 2050 el aumento de la temperatura global de 6 grados, la zona semi-árida del noreste puede aumentar otro millón de kilómetros cuadrados", estima Matallo.
"Por no hablar de la Amazonia, que ya sufre los efectos de la sequía".
Matallo también hizo hincapié en que las pérdidas económicas causadas por la desertificación en América Latina llegar a EE.UU. 20 mil millones dólares por año.
"Sólo Brasil pierde $ 5 mil millones en los suelos que se vuelven improductivas."
La desertificación es un proceso que conduce a la degradación de la tierra, haciéndolos improductivos.
Puede ser causada por la acción humana, entre otros factores. El uso indiscriminado de tierras para cultivos y pastos, y la deforestación y la mala irrigación, las tierras fértiles se están convirtiendo en desiertos.
La ONU calcula que la desertificación alcanza alrededor del 30% de la superficie de la Tierra, hogar de alrededor de 1,2 millones de personas.


BBCBrasil.com

Acontecimentos marcantes (Guerra fria)

Traducción de un trabajo que encontre en un blog de Brasil:


1947 - • Comienza el período llamado la Guerra Fría




• Preparación del Plan Marshall



• Fundación de la República Democrática Alemana - 1949



(Comunista) con capital en Berlín Este y la República Federal de



Alemania (capitalista) con su capital en Bonn



• La creación de la OTAN



• La primera explosión la bomba atómica en la URSS



• Comunista de China a que adopte



1950-1953 - Guerra de Corea: Norte (comunista) x sur (capitalista)



1953 - muere Stalin, Nikita sustituye el poder en la URSS



1955 - la creación del Pacto de Varsovia



1959 - Fidel Castro encabeza el movimiento nacionalista en Cuba (dos años más tarde se convirtió en un movimiento marxista)



1961 - la construcción del muro de Berlín, el símbolo mayor de la Guerra Fría



1962 - Crisis de lanzadores de misiles capaces de transportar ojivas nucleares que pueda llegar a Washington en menos de 15 minutos se instalaron en Cuba. John Kennedy, entonces presidente de EE.UU., ordenó un bloqueo naval de Cuba. Se crea un foco de gran tensión. Moscú respalda. el compromiso de Washington de no invadir a Cuba.



1964 - Los EE.UU. inició el bombardeo de Vietnam del Norte (comunista).



1973 - Derrotado por la guerrilla comunista, los Estados Unidos



retirarse de Vietnam.



1985 - Comienza a ponerse en marcha un amplio



programa de amplias reformas en la URSS: la "perestroika"



(Reconstrucción de Economía) y la glasnost (transparencia en la política). Disminución de la censura, la liberación de los disidentes políticos ("subversiva") y otras medidas liberales.



1989 - • El 9 de noviembre, el Muro de Berlín cayó.



• Todos los regímenes burocráticos del Este de Europa se redujo.



1990 - Reunificación de Alemania



1991 - final del Pacto de Varsovia

Do fim da segunda guerra Mundial ao inicio da guerra fria:

En épocas actuales, en donde la Geografía brasilera tiene mucha inflencia en toda America latina, les traigo un pequeño aporte traducido de un muy buen blog que encontre.


Con el final del conflicto devastador, los países vencedores se reunieron en conferencia para determinar el destino de otras personas involucradas. Si bien tenían un enemigo común, los EE.UU. y la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) mantiene una relación de "estar juntos". Después de la derrota de Alemania, ambos traicionaron a sus diferencias. Los Estados Unidos defendieron la economía capitalista , argumentando que ella es la representación de la democracia y la libertad . A cambio, la URSS hizo hincapié en el socialismo como la respuesta al dominio burgués y solución de problemas sociales.



Las naciones occidentales temen que el socialismo se extendiera por todo el mundo, lo que socava el capitalismo y el liberalismo económico. La URSS había demostrado un gran poder militar y la preparación para el combate, lo que creó aún más tensión en las relaciones entre ésta y los EE.UU.. En la Conferencia de Potsdam en 1945, fueron los conflictos explícitos inminente entre las dos potencias.





Algunos creen que la explosión de las bombas atómicas estadounidenses sobre Hiroshima y Nagasaki fueron la primera manifestación de la Guerra Fría como una forma de ver el poder militar estadounidense.




El Area Pampeana y Extra-Pampeana, Argentina

El territorio argentino presenta particularidades en cada una de las regiones que lo componen. Así, podemos dividir el territorio nacional en dos grandes espacios geográficos: la llamada región pampeana, región centro-litoral o pampa húmeda (que abarca la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, y más ampliamente, Entre Ríos y La Pampa) y la que denominamos región extrapampeana (es decir, el resto del país).

En la región pampeana se encuentran extensas áreas alrededor de las grandes ciudades donde las tasas de desempleo y pobreza son muy elevadas. Seguramente es mayor el número de población con muchas carencias en su nivel de subsistencia y con graves problemas ocupacionales en el Gran Buenos Aires, que en la mayoría de las jurisdicciones de las regiones extrapampeanas. Sin embargo, en las tres provincias de la pampa húmeda —incluida la ciudad de Buenos Aires—, los porcentajes de población considerada “pobre” por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) son más bajos que en el conjunto de las provincias del Noreste, el Noroeste y Cuyo, con excepción de Mendoza.

La situación de desigualdad entre las regiones tiene un claro origen histórico. Tendríamos que remontarnos al momento en que ingresa la economía argentina en la “división internacional del trabajo” vigente en la segunda mitad del siglo XIX. La instalación de las inversiones extranjeras en transporte y financiamiento, la llegada de fuerza de trabajo abundante de los inmigrantes que poblarán las fértiles llanuras pampeanas y la apertura de los mercados europeos a nuestras exportaciones agrícolas y ganaderas, permitió la obtención de grandes beneficios a quienes se involucraban en tales actividades. Por supuesto, no todos fueron ganadores en la misma proporción. Los terratenientes, los propietarios de los grandes frigoríficos, el sistema financiero y los poseedores de la infraestructura de transporte, además de los principales grupos comercializadores de las cosechas, conformaron el plantel de los más afortunados. Los arrendatarios —mayoría, por entonces, entre los productores agrarios de la pampa húmeda— fueron los menos favorecidos.

En una franja intermedia, los trabajadores urbanos, artesanos de origen europeo en su mayoría, fueron incorporándose al esfuerzo productivo, y muchos de ellos formaron la base de la futura robusta clase media urbana, tan destacada durante la mayor parte del siglo XX.

Los circuitos productivos de la región pampeana, cuya producción agropecuaria se exporta a través de los puertos del litoral (en particular, Buenos Aires y Rosario) constituyeron la base de la creciente acumulación de riqueza colectiva, desigualmente distribuida. En las aglomeraciones urbanas en constante expansión, en especial en las ciudades-puerto, el “derrame” de la actividad agroexportadora, la llegada de inmigrantes y el gasto estatal agrandaron el mercado de demanda. Eso posibilitó la conformación de circuitos productivos manufactureros simples y de tipo comercial.

Con el tiempo, cuando se robusteció la red urbana y se expandió la actividad agropecuaria, las relaciones entre el campo y la ciudad se fortalecieron y se ampliaron. La crisis de 1930 debilitó los circuitos agrarios pampeanos, pero diversificó y ensanchó los de base urbana, en especial los dedicados a la actividad industrial.
En contraste con este proceso, en la mayor parte de las economías regionales extrapampeanas, durante el siglo XIX y los inicios del XX, la dinámica económico-social se vio perjudicada. Las actividades artesanales, subsistentes desde la Colonia, sufrieron la competencia despiadada de las importaciones europeas, que las remplazaron. Las excepciones fueron Tucumán y Mendoza, que integraron sus producciones locales —azúcar y vino— al resto del país. Pero la gran movilización económica y financiera, las inversiones en infraestructura pública y privada, y la acumulación de la renta de la tierra se desplazó hacia los pobladores de la pampa húmeda. Los especialmente favorecidos fueron los sectores sociales propietarios de tierras, primero, y de industrias, después, localizados en las aglomeraciones del centro-litoral.
Producción láctea extrapampeana: desarrollo y dificultades

Un contraste que llega hasta hoy
Hubo tres o cuatro décadas de bonanza económica a mediados del siglo XX, cuando la expansión del consumo interno incluyó a los productos propios de cada una de las regiones (yerba mate, tabaco, algodón, azúcar, vino, frutas, hortalizas, legumbres, entre otros). Pero, tras el inicio de la política económica neoliberal, a mediados de 1970, volvió a acentuarse el retroceso de las regiones extrapampeanas y la mayoría de sus habitantes sufrió un creciente deterioro económico y social que se prolonga hasta la actualidad.

En las regiones extrapampeanas predomina una trama productiva débil, de baja generación de valor, y con capitales principalmente radicados en el área pampeana. Además, la limitada calidad del suelo (con extensas áreas desérticas) y el clima dominante, muy cálido en el Norte y muy frío en el Sur, impiden una producción agropecuaria abundante y con ingreso fluido en el mercado internacional (en el contexto del modelo agroexportador).
Una situación muy desigual se verifica en la región pampeana, tanto en el sector agropecuario como en las grandes aglomeraciones urbanas. El sector de producción primaria, desde su implantación a finales del siglo XIX, se caracterizó por ser una actividad moderna, en creciente renovación tecnológica y con excedentes exportables cada vez más significativos. En las grandes aglomeraciones urbanas, el parque industrial, rápidamente desarrollado luego de la crisis de 1930, creó una base productiva sólida, aunque se ha dañado sensiblemente durante los recientes años de crisis y ajuste.

Los circuitos productivos de base agroindustrial, como por ejemplo, los de soja, algodón, azúcar y vid, y el basado en la producción petrolera y de carbón, incorporan actividades propias de cada región, en las que operan numerosos productores y trabajadores. Los bienes que se generan circulan dentro de la actividad desde su inicio, (producción primaria extractiva), hasta el consumo final. En todo ese recorrido, cada uno de los involucrados recibe un ingreso por su participación, algunos muy grande, pero también hay quienes quedan marginados o directamente excluidos de esos ingresos.




martes, 10 de mayo de 2011

Amazonía: el bosque y la agricultura campesina, en peligro (Revista Sin Permiso)



En Brasilia se vota esta semana un paquete de reformas a la ley forestal. Ese proyecto legislativo es promovido por el poderoso lobby agropecuario, así como por los grandes grupos corporativos de los agronegocios. Las implicaciones de estas reformas son de alcance global. La integridad del bosque tropical de la cuenca del río Amazonas, el más grande del mundo, está en juego.

Se podría pensar que las amenazas sobre el bosque amazónico no son novedad. Después de todo, la floresta amazónica constantemente es agredida por la extracción maderera, la expansión de la ganadería y los grandes proyectos de la industria extractiva. Aunque los datos oficiales indican un importante descenso en la tasa de deforestación, la destrucción del bosque amazónico se mantiene inexorable. En la actualidad la deforestación es el principal emisor de gases de efecto invernadero en Brasil.
El vertiginoso crecimiento de la producción de soya no ha ayudado mucho en este proceso. El cultivo de la soya ha contribuido a la deforestación de manera directa solamente en algunas partes de lo que se denomina la Amazonia legal (que grosso modo abarca la tabla de escurrimiento del río Amazonas). Pero al desplazar a la ganadería de otras tierras ha promovido el crecimiento del hato ganadero en tierras de Amazonia. Además, la producción de soya ha afectado los suelos y ecosistemas en el Cerrado, una extensa sabana tropical (la más grande del mundo), con un altísimo costo ambiental en términos de biodiversidad.
El actual Código forestal data de 1965 y establece importantes medidas de protección del medio ambiente. Obliga a cada finca a mantener un área de protección permanente (APP) en las márgenes de ríos, laderas de montañas y otras zonas vulnerables. Además, obliga a los productores a mantener una reserva legal (RL), consistente en un área protegida al interior de las propiedades rurales. El tamaño de estas RL varía entre 80 por ciento para fincas en la zona amazónica y 20 por ciento en territorios de la sabana.
Las reformas disminuyen significativamente la protección en los márgenes de los ríos de manera importante. El requisito de las RL se flexibiliza en cada región: en Amazonia se pasa de 80 a 50 por ciento de la superficie de cada finca. Las pequeñas propiedades, definidas como predios inferiores a las 400 hectáreas, quedan exentas de esta condición. Las reformas amplían el régimen de amnistía para los que deforestaron antes de 2008, lo que abre la puerta a la impunidad. Desdibujando la protección forestal, el paquete de reformas pretende regularizar a los millones de propietarios rurales que incumplieron la legislación vigente. En este proceso se podrían estar dejando sin protección unos 700 mil kilómetros cuadrados, superficie que supera la de Francia. Brasil no cumplirá su objetivo (asumido en la cumbre de Copenhague en 2009) de reducir en 80 por ciento la deforestación en la cuenca del Amazonas.
El diputado Aldo Rebelo (Partido Comunista de Brasil) es el patrocinador de la nueva ley. En su exposición de motivos de este proyecto, un florido y delirante discurso sobre la producción agrícola y las leyes, acusa a los países ricos de pretender imponer reglas de protección forestal que incumplieron en el pasado. Sobre la hipocresía de los países ricos se ha escrito mucho, pero el señor Rebelo no puede ignorar que su proyecto legislativo hace el juego a los grandes consorcios del agronegocio. Es evidente que en nada beneficia a los pequeños agricultores al quitarles la obligación de mantener una reserva legal. Las reformas al Código forestal no cambiarán el abandono en el que cayó la agricultura de pequeña escala en Brasil desde hace 20 años. Tampoco servirán para revertir el proceso de concentración de tierras que hoy afecta el agro en Brasil.
Según el lobby agropecuario que promueve las reformas, el actual Código forestal es obsoleto y ha sido superado por las circunstancias. Por ejemplo, el argumento de la Confederación Nacional de Agricultura (CNA) es que ese ordenamiento data de una época en la que la producción agropecuaria en Brasil era de baja productividad y tenía un peso reducido en la economía. Hoy las exportaciones del agronegocio brasileño sirven para apuntalar el saldo de la cuenta corriente y permiten cultivar una impresión de bonanza económica.
En el debate sobre el Código forestal no se debe olvidar las contradicciones de los gobiernos en Brasilia. Las medidas de protección tuvieron que coexistir con políticas de colonización, de ocupación de baldíos y el crecimiento de la frontera agrícola. La última de estas prioridades terminará por destruir la política ambiental en materia forestal.
El paquete de reformas es un retroceso lamentable. La protección forestal será desmantelada en aras de la expansión de una actividad agropecuaria y primario-exportadora insostenible. Las opciones que existen para una agricultura sostenible no son una prioridad para el paquete de reformas al Código forestal.



Alejandro Nadal es miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.

lunes, 9 de mayo de 2011

Agrocombustibles “sustentables” una nueva mentira de los maquilladores verdes

22/06/08 Por GRR - Grupo de Reflexión Rural


A propósito de la campaña que lleva Greenpeace en la Argentina para certificar la producción de biocombustibles. Lo que se nos propone en realidad, es considerar sustentable o responsable, que para el caso da lo mismo, a la soja transgénica, siempre y cuando no se origine en campos ganados a los montes nativos.

El 22 de abril de 2008 el GRR expuso en conferencia de prensa las razones por las cuales se opone a la Mesa Redonda de la Soja Responsable (se da por sentado que habrá “SOJA IRRESPONSABLE”). Allí recordábamos que en el 2004 esta misma Mesa se denominaba de la soja Sustentable.



Nos preguntábamos si tal vez los asesores de imagen de los agronegocios habrán aconsejado este cambio semántico para que el maquillaje verde sea más eficiente, en especial, en momentos en que nuestro querido país se sorprende al saber qué significa ser una”Republiqueta Sojera”.
Lo tristemente sorprendente, es que algunas organizaciones se presentan ante la opinión pública como ecologistas, y que inexplicablemente, formaron parte de estas mesas de consenso en que se acostumbra sentar a víctimas, victimarios y cómplices de los victimarios, ahora están empeñadas en una campaña para “exigir” que se promuevan nuevos maquillajes verdes. Nos dice Greenpeace en uno de sus últimos documentos: “Este viernes la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner estará en la V Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, (en Lima-Perú). Es fundamental que, en esta reunión, se plantee la necesidad de contar con criterios sustentables de producción de biocombustibles”.
Lo que se nos propone en realidad, es considerar sustentable o responsable, que para el caso da lo mismo, a la soja transgénica, siempre y cuando no se origine en campos ganados a los montes nativos. Es decir que, se está dando por cierta la posibilidad de que sea factible la obtención de agrocombustibles de forma sustentable y acordando políticas comunes con las corporaciones. Pero suponer que existe alguna posibilidad de que los agrocombustibles puedan ser sustentables, niega las desastrosas consecuencias que la expansión de la soja transgénica dejó y sigue dejando no sólo en las áreas chaqueñas desmontadas sino en el propio corazón sojero de la Argentina, como viene denunciándolo el GRR, desde hace una década. Los resultados de la entrega del manejo de 17 millones de hectáreas al libre juego de los agronegocios han demostrado que la producción de soja no es responsable ni sustentable a nivel ecológico, social, agrario ni económico, y que el crecimiento económico derivado de esta explotación es ficticio, ya que está basado en subsidios ambientales y sociales que descapitalizan salvajemente al país.
Esta situación, además, pone al descubierto la mentalidad del establishment científico tecnológico nacional, que ahora es capaz de imaginar la producción de cultivos regidos por certificaciones, protocolos y BPA (buenas prácticas agrícolas) y BPM (buenas prácticas de manufactura), para producir bioproductos tales como :biocombustibles, biofármacos, bioplásticos, fermentaciones industriales, etc., de manera tal que aprovechando la “burbuja” de crecimiento económico que se produce, se presentan para este sector, fuertes oportunidades de interrelación con actores externos, oportunidades que se traducen en apoyos financieros a las investigaciones orientadas en este sentido.
La mentira misma del agrocombustible sustentable, de aplicarse, llevaría a los pequeños agricultores a abandonar su intrínseca función social de velar por la Soberanía Alimentaria. En tal caso, se los impulsará a aumentar el abandono de la autoproducción de alimentos, que hasta el Censo Agropecuario del 2002 abastecían hasta el 65% de nuestras mesas, porcentaje que ha ido bajando en forma alarmante hasta la fecha.



Sin embargo, la misma Romina Picolotti (Secretaria de medio ambiente), propicia la introducción de la jatropha, una oleaginosa de origen asiático usada en experiencias en Santiago del Estero y en otras provincias del Noroeste y Nordeste, con la idea de fomentar la producción sustentable de agrocombustible (CLARIN Rural el sábado 12 de mayo 2007, Pág. 20). La funcionaria encargada de velar por la protección de los bosques, su biodiversidad, su integridad ecológica, parece desconocer que las mismas tierras en las que se propone el cultivo de jatropha para reducir las emisiones de CO2, son naturalmente sumideros de carbono, en las cuales, además, hay producción familiar de cabras, aves de corral, miel, y un aprovechamiento tradicional de especies nativas de flora y fauna.
Con frecuencia, las instituciones de ciencia y tecnología reconocen al sector de la agricultura familiar y la necesidad de apoyo que éste tiene para lograr sustentabilidad en sus sistemas productivos, contribuyendo a una sociedad más equitativa. Lo que nos preocupa es si acaso, ese reconocimiento surge desde la perspectiva del respeto por las características únicas de la PAF (Pequeña Agricultura Familiar) y su modelo de agricultura de procesos o si, tal como tememos, y más o menos encubiertamente, se la pretende transformar en “competitiva” con la agroindustria de escala, condenándola de esa manera, irremediablemente, a una segura desaparición.
Es llamativo que dentro mismo del INTA se manifiestan estas contradicciones. Por ejemplo, con referencia a los agrocombustibles, el Dr. Reinaldo R Muñoz, Jefe de Estudios Económicos del INTA Pergamino, expresa que:”La carga para la agricultura de generar energía parece muy pesada y las medidas de promoción de biocombustibles en los países líderes –para ser producidos en los países de la periferia,- nota bene del GRR-, pueden detonar un conflicto alimentario muy grave con repercusiones aún desconocidas para los países más pobres. En lo mediato, pueden traer un encarecimiento generalizado de los alimentos”…“Los biocombustibles no deberían ser tomados de manera alguna, como la solución al problema energético o de la actual crisis ambiental, sino tan solo como partes de un complejo proyecto de desarrollo humano y energético.”
En nuestro caso, estamos lejos, todavía, de establecer políticas rectoras que en el campo de la ecología impidan que todo proyecto político o legislativo termine convirtiéndose en un nuevo instrumento de devastación de los ecosistemas, mayor contaminación y sometimiento. Mientras no podamos generar un proyecto de Nación y conscientes que en esta etapa de dominación, las propuestas empresariales son las de maquillar de verde sus políticas, a la vez que comprometer en sus agronegocios a los pequeños productores, solo nos queda denunciar todo intento de acompañar las políticas empresariales con presuntos eco bussines y mercados certificados. Finalmente, es condenable que se desgrave la producción de biodiesel mientras continúan desapareciendo los cordones verdes productivos familiares y pequeños productores de pueblos y ciudades con sus granjas, huertas, montes frutales, y mas allá, los tambos, campos de cría, recría y engorde y toda la diversidad agrícola. La realidad global y nacional impone privilegiar la producción de alimentos variados, sanos, culturalmente aceptados por nuestro pueblo y obtenidos por pequeños agricultores con procesos que preserven el entorno ecológico.
No es admisible la producción de agrocombustible en un país que recibe donaciones de alimentos como documentamos en nuestra www.grr.org.ar. Las organizaciones especializadas en ayudar al maquillaje verde de la agroindustria, cuando sugieren que puede existir algún Agrocombustible sustentable, resultan funcionales a los agronegocios, y son cómplices y socias de estos. El único Agrocombustible sustentable es aquel que no se produce, en tanto que la solución a los futuros problemas de la humanidad y la biosfera que permite su existencia, comienza por la reducción del consumo de combustibles, y como tesis fundamental, propugnar el desarrollo humanitario sin crecimiento económico. www.ecoportal.net



GRR Grupo de Reflexión Rural - 29 de mayo de 2008


ECOPORTAL.NET

Las dimensiones de la sustentabilidad

10/03/10 Por Lic. Diana Duran


El concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los límites y potenciales de la naturaleza, así como la complejidad ambiental, inspirando una nueva comprensión del mundo para enfrentar los desafíos de la humanidad en el tercer milenio. El concepto de sustentabilidad promueve una nueva alianza naturaleza-cultura fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en una ética de la sustentabilidad –en valores, creencias, sentimientos y saberes– que renuevan los sentidos existenciales, los mundos de vida y las formas de habitar el planeta Tierra.





La sustentabilidad en clave temporal


La aparición y difusión del término desarrollo sostenible o sustentable ha acompañado al proceso de concientización ambiental de la sociedad global.
Inicialmente este concepto se relacionaba –aún con contradicciones-, con el crecimiento económico, pues no se consideraba en profundidad los objetivos de mantenimiento de las bases naturales del ambiente y los procesos de deterioro de los recursos naturales en las distintas escalas geográficas.
Recién hacia finales de los años sesenta y principios de los setenta que la crisis ambiental planetaria comienza a tener consideración en los foros mundiales tanto gubernamentales como no gubernamentales.
El debate medio ambiente – desarrollo, suscitado en esos momentos-, reveló que los problemas ambientales se manifiestan de manera distinta según se trate de países desarrollados o de países en desarrollo. A grandes rasgos es posible señalar que los primeros sobreutilizan los recursos naturales, mientras los segundos los subutilizan; si bien en la actual era de la globalización, además, los países desarrollados sobreutlizan los recursos del resto de los países a través de la apertura del comercio internacional y el deterioro de los términos de intercambio y el peso impuesto por las deudas externas. En definitiva, los países desarrollados han sido los focos originarios de los problemas ambientales que se “exportaron” a las áreas de concentración urbano-industrial de los países en desarrollo.
La noción moderna de desarrollo sustentable tiene su origen en el debate iniciado en 1972 en Estocolmo(2) y consolidado veinte años más tarde en Rio de Janeiro.
El término desarrollo sustentable aparece con la Estrategia Mundial de Conservación(3) de 1980, que fue el aporte más conocido al problema de las interrelaciones entre la naturaleza y la sociedad. A pesar de la variedad de interpretaciones existentes en el discurso político y los debates académicos, se adoptó internacionalmente la definición sugerida por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, presidida por la entonces Primera Ministra de Noruega, Gro Brundtland en 1987.
La definición más repetida y difundida sobre el concepto es que el desarrollo sustentable es aquél que “es capaz de cubrir las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades” (CMMAD, 1992).




Esta definición de sustentabilidad incluye dos ideas clave:

- La “necesidad” de considerar a las generaciones presentes y futuras en tal conceptualización, y

- la “limitación” impuesta al ambiente por el estado de la tecnología y la organización social en cada contexto histórico-geográfico.
En realidad, el discurso sobre la sustentabilidad fue una respuesta a la escuela de los límites del crecimiento, que desde los años setenta venía postulando la inexorable presión del crecimiento económico sobre la naturaleza.
Frente a esta visión catastrofista, el enfoque de la sustentabilidad es más flexible, al señalar que los daños ecológicos ocurren cotidianamente, de una manera gradual y sobre unas tasas o límites ambientales variables.
Un resultado institucional importante de CNUMAD fue la creación de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible (CDS) en diciembre de 1992 para asegurar un seguimiento efectivo de CNUMAD y para controlar e informar acerca de la ejecución de los acuerdos de la Cumbre para la Tierra a escala local, nacional, regional e internacional.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible realizada en Johannesburgo en 2002 marca el cierre de este ciclo centrándose en el multilateralismo como una estrategia clave para el cumplimiento y la aplicación del desarrollo sustentable. Es así como estas cumbres sirvieron de plataforma para incorporar la idea del desarrollo sustentable en los planes de acción local, regional y global(4) .


El concepto de sustentabilidad

En este acápite adoptaremos una conceptualización de sustentabilidad operativa para la mejor comprensión de su complejidad y en vistas de la necesidad de superar ciertas nociones relacionadas con el crecimiento económico basadas en el neoliberalismo.
El concepto de sustentabilidad se funda en el reconocimiento de los límites y potenciales de la naturaleza, así como la complejidad ambiental, inspirando una nueva comprensión del mundo para enfrentar los desafíos de la humanidad en el tercer milenio. El concepto de sustentabilidad promueve una nueva alianza naturaleza-cultura fundando una nueva economía, reorientando los potenciales de la ciencia y la tecnología, y construyendo una nueva cultura política fundada en una ética de la sustentabilidad –en valores, creencias, sentimientos y saberes– que renuevan los sentidos existenciales, los mundos de vida y las formas de habitar el planeta Tierra.(5)

La sustentabilidad presenta diversas dimensiones dada su complejidad

Para definir cabalmente la sustentabilidad es necesario considerar todas sus dimensiones de manera articulada, dado que en caso contrario, se cae en reduccionismos inconducentes.
En tal sentido, en este módulo daremos cuenta, entre otras dimensiones, de:

• La sustentabilidad ecológica o ambiental que exige que el desarrollo sea compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos, la diversidad biológica y la base de los recursos naturales.

• La sustentabilidad social que requiere que el desarrollo aspire a fortalecer la identidad de las comunidades y a lograr el equilibrio demográfico y la erradicación de la pobreza.

• La sustentabilidad económica que demanda un desarrollo económicamente eficiente y equitativo dentro y entre las generaciones presentes y futuras.

• La sustentabilidad geográfica que requiere valorar la dimensión territorial de los distintos ambientes. Se trata de una nueva perspectiva o dimensión ya que a pesar de que existe consenso, en los foros internacionales, sobre la importancia y dimensiones de este concepto; la realidad es que su aplicación en distintas escalas geográficas, especialmente en las escalas nacional, regional y local es todavía muy incipiente. Además, existe una subvaloración de la dimensión territorial que puede traer consecuencias negativas en la planificación del desarrollo sostenible.
Por lo demás, también se considera la sustentabilidad cultural, política y la dimensión educativa para completar el carácter complejo que abarca este concepto.

La dimensión ecológica o ambiental

La dimensión ecológica de la sustentabilidad promueve la protección de los recursos naturales necesarios para la seguridad alimentaria y energética y, al mismo tiempo, comprende el requerimiento de la expansión de la producción para satisfacer a las poblaciones en crecimiento demográfico. Se intenta así superar la dicotomía medio ambiente-desarrollo, aspecto nada sencillo a juzgar por los impactos ambientales de los modelos económicos neoliberales vigentes en el mundo contemporáneo.
La dimensión ecológica de la sustentabilidad está condicionada por la provisión de recursos naturales y de servicios ambientales de un espacio geográfico. Es posible advertir que si bien la abundancia de recursos naturales no garantiza el carácter endógeno del desarrollo sustentable, como lo demuestra la circunstancia de tantos países subdesarrollados que poseen una importante dotación de recursos hídricos, minerales o energéticos; no hay duda que constituye el potencial básico del desarrollo territorial.
Es fundamental incorporar la dimensión ecológica en la toma de decisiones políticas y, asimismo, es necesario examinar las consecuencias ambientales de la apropiación de los recursos naturales que cada sociedad promueve en las distintas etapas históricas.
La sustentabilidad ecológica se refiere a la relación con la capacidad de carga de los ecosistemas, es decir, a la magnitud de la naturaleza para absorber y recomponerse de las influencias antrópicas.
La capacidad de carga es el máximo número de personas que pueden ser soportadas por los recursos de un territorio y se define normalmente en relación a la máxima población sustentable, al mínimo nivel de vida imprescindible para la supervivencia. El concepto de capacidad de carga permite evaluar los límites máximos del crecimiento de la población según diversos niveles tecnológicos(6) .
La capacidad de carga puede tener también varios significados. Cuando se trata de recursos renovables (reservas de aguas subterráneas, árboles y vegetales diversos, peces y otros animales) este concepto se refiere al rendimiento máximo que se puede obtener indefinidamente sin poner en peligro el capital futuro de cada recurso. En el caso de la contaminación (vertidos líquidos y gaseosos en ríos, lagos, océanos y en la atmósfera) la capacidad de carga se refiere a las cantidades de productos contaminantes que estos receptores pueden absorber antes de ser irremediablemente alterados.(7)
Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser equivalente a la tasa de recomposición del recurso. Para los recursos naturales no renovables, la tasa de utilización debe equivaler a la tasa de sustitución del recurso en el proceso productivo, por el período de tiempo previsto para su agotamiento (medido por las reservas actuales y por la tasa de utilización). Si se toma en cuenta que su propio carácter de “no renovable” impide un uso indefinidamente sustentable, hay que limitar el ritmo de utilización del recurso al período estimado para la aparición de nuevos sustitutos. Esto requiere, entre otros aspectos, que las inversiones realizadas para la explotación de recursos naturales no renovables, a fin de resultar sustentables, deben ser proporcionales a las inversiones asignadas para la búsqueda de sustitutos, en particular las inversiones en ciencia y tecnología(8) .

La dimensión social

Sabido es que el origen de los problemas ambientales guarda una relación estrecha con los estilos de desarrollo de las sociedades desarrolladas y subdesarrolladas. Mientras en las primeras el sobreconsumo provoca insustentabilidad, en las segundas es la pobreza la causa primaria de la subutilización de los recursos naturales y de situaciones de ausencia de cobertura de las necesidades básicas que dan lugar a problemas como la deforestación, la contaminación o la erosión de los suelos.
En relación con la sustentabilidad social, debemos tener en cuenta que ella implica promover un nuevo estilo de desarrollo que favorezca el acceso y uso de los recursos naturales y la preservación de la biodiversidad y que sea “socialmente sustentable en la reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales y promueva la justicia y la equidad; que sea culturalmente sustentable en la conservación del sistema de valores, prácticas y símbolos de identidad que, pese a su evolución y reactualización permanente, determinan la integración nacional a través de los tiempos; y que sea políticamente sustentable al profundizar la democracia y garantizar el acceso y la participación de todos en la toma de decisiones públicas. Este nuevo estilo de desarrollo tiene como norte una nueva ética del desarrollo, una ética en la cual los objetivos económicos del progreso estén subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales y a los criterios de respeto a la dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida de las personas”(9) . En relación con estas apreciaciones de Guimarães, la dimensión aludida se relaciona estrechamente, además, con los aspectos culturales y políticos de las sociedades.
Pero no sólo la sustentabilidad deberá promover cambios cualitativos en el bienestar de las sociedades y afianzar el equilibrio ambiental planetario, sino que deberá considerar la dimensión social en su más profundo sentido. Esto se comprende si se expresa que es natural que un ser humano en situación de extrema pobreza, exclusión o marginalidad no pueda tener un compromiso estrecho con la sustentabilidad. Por ejemplo, no se le podrá pedir a quienes no tienen leña para calefaccionar sus hogares que no talen de manera desmedida los árboles cercanos a sus casas o sobreconsuman las especies y sobrepastoreen los suelos con sus ganados. En sentido contrario, en situaciones de riqueza, las poblaciones tienden al sobreconsumo y, por lo tanto, tampoco se comprometerán con la sustentabilidad, hecho que es notorio en las grandes ciudades, en las que la cultura del shopping, la comida chatarra, el gasto exagerado de energía y agua es moneda corriente.
En términos de la relación entre estos dos extremos de la sociedad, no hay duda que la inserción privilegiada de unos –los ricos-, en el proceso de acumulación, y por ende en el acceso y uso de los recursos y servicios de la naturaleza, les permite transferir a los otros –los pobres-, los costos sociales y ambientales de la insustentabilidad a los sectores subordinados o excluidos. Ello implica, especialmente en los países periféricos, con graves problemas de pobreza, desigualdad y exclusión, que los fundamentos sociales de la sustentabilidad suponen postular como criterios básicos de política pública los de la justicia distributiva, para el caso de bienes y de servicios, y los de la universalización de cobertura, para las políticas globales de educación, salud, vivienda y seguridad social(10) .
Guimarães también aporta el concepto de actores sociales de la sustentabilidad al referirse a los componentes básicos de la sustentabilidad, como son el sustento del stock de recursos y la calidad ambiental para la satisfacción de las necesidades básicas de las poblaciones. Desde este punto de vista es necesario considerar a las generaciones actuales y futuras, que son extrañas al mercado, ya que responden a la asignación óptima de recursos en el corto plazo y no en el largo plazo. Lo mismo se aplica, con mayor razón, al tipo específico de escasez actual. Si la escasez de recursos naturales puede, aunque imperfectamente, ser afrontada en el mercado, elementos como el equilibrio climático, la capa de ozono, la biodiversidad o la capacidad de recuperación del ecosistema trascienden a la acción del mercado.

En el siguiente gráfico, se aprecia la inclusión de los actores sociales en el contexto de sus interacciones con los distintos componentes del Estado.

Las condiciones que permiten alcanzar un desarrollo sustentable requieren de acuerdos que incluya a los actores sociales, políticos y la agenda pública del Estado. (11)
Sería muy difícil encontrar un actor social que estuviera en contra del desarrollo sustentable. Entonces es necesario plantear: ¿cuáles son los actores sociales promotores del desarrollo sustentable?
Hoy convivimos con dos realidades contrapuestas. Por un lado, los actores sociales concuerdan en que el estilo actual se ha agotado y es decididamente insustentable, no sólo desde el punto de vista económico y ambiental, sino principalmente en lo que se refiere a la justicia social.(12) Por el otro, no se adoptan las medidas requeridas para la transformación de las instituciones que dieron sustento al estilo de vida actual. El concepto de sustentabilidad supondría una restricción ambiental al proceso económico, sin afrontar todavía los procesos institucionales y políticos que regulan la propiedad, control, acceso y uso de los recursos naturales y de los servicios ambientales.
La creciente importancia dada a los criterios de consumo y de producción sustentable es un objetivo que los países alcanzarán cuando comiencen a reconocer que la sustentabilidad demanda un enfoque estratégico a largo plazo para transformar las causas que provocan los problemas ambientales. En relación con el tema de los patrones de consumo es posible señalar que ellos están determinado por una red de actores y mecanismos que pueden sintetizarse en: el precio de los bienes y servicios, las características de la infraestructura (vivienda, energía, transportes), los presupuestos individuales y empresariales, el perfil de actividad de los particulares y las empresas y las alternativas en los modos de vida. Los diferentes niveles de influencias y vínculos de interdependencia dentro de estas redes destacan aspectos condicionantes que los gobiernos deben considerar para operar los cambios sustentables(13) .

La dimensión económica

El debate economía - medio ambiente es uno de los que ha suscitado las polémicas más arduas en términos de su relación con la sustentabilidad. Se ha señalado con razón que aún la ciencia económica no tiene una respuesta convincente a la crítica ecológica. La economía falla al valorar la riqueza global de las naciones, sus recursos naturales y especialmente los precios de las materias primas. Por ejemplo, si nos referimos al precio de los recursos energéticos agotables, es evidente que su valoración siempre es menor que la real en términos de su preservación para las futuras generaciones. También es posible cuestionarse si el precio que las industrias tienen que pagar por insertar residuos no reciclados al ambiente tampoco sea el racional. Entonces, cuáles serán los precios adecuados. Aquí se incorpora usualmente la noción de externalidades como los aspectos ambientales que no tienen valoración cuantitativa en la contabilidad o en el proceso de producción. De allí la importancia de valorizar los recursos al menos por su costo de reposición y construir con ellos por ejemplo, cuentas del patrimonio natural para saber qué y cuánto tenemos, cómo lo podríamos usar en diferentes alternativas y cuánto nos queda en cada caso.
Para desarrollar el tema de la dimensión económica de la sustentabilidad se puede plantear la pregunta: ¿es posible la sostenibilidad ambiental con la economía de mercado?(14) Esta cuestión requiere de un debate en el que se requiere admitir como modelo económico sostenible desde el punto de vista ambiental a aquél que se adecua a los ciclos biogeoquímicos de la materia, y le permite así perpetuarse en el tiempo. Existen una serie de acuerdos que al establecer determinadas metas ambientales, de manera de influir en las formas, productos y subproductos de las actividades económicas. Existen también normas que promueven influir en la mejora ambiental de la actividad de una empresa, pero cuya aceptación y desarrollo son plenamente voluntarias, (normas ISO 14000). A otra escala, también existen procedimientos de evaluación de los impactos ambientales generados por un proyecto o actividad.
Pero sin duda la pregunta trae a colación, según el mismo autor, otra que plantea: ¿es posible hacer sostenible la relación que mantienen la economía y el medio natural sin cambiar el modelo económico? El modelo económico actual se basa en la búsqueda de la plusvalía. Toda actividad está hecha a través de esta lógica, en la que además el interés privado prevalece sobre el interés colectivo. El dueño de los recursos tiene derecho a explotarlos de la forma que mejor convenga a sus intereses, es decir de la forma que mayor plusvalía obtenga. Visto el panorama, las administraciones parecen intentar hacer lo posible por que la mayor plusvalía se obtenga realizando actividades sostenibles, ya sea mediante ayudas a la mejora tecnológica o certificando sellos que mejoren la imagen de la empresa. Pero el camino andado en este sentido ya que sólo se producen mejoras parciales y el modelo económico sigue siendo insostenible.(15)

La dimensión cultural

La evolución de la sociedad hacia estilos de producción y consumo sustentables implica un cambio en el modelo de civilización hoy dominante, particularmente en lo que se refiere a los patrones culturales de relación sociedad-naturaleza. “La adecuada comprensión de la crisis supone pues el reconocimiento de que ésta se refiere al agotamiento de un estilo de desarrollo ecológicamente depredador, socialmente perverso, políticamente injusto, culturalmente alienado y éticamente repulsivo. Lo que está en juego es la superación de los paradigmas de la modernidad que han estado definiendo la orientación del proceso de desarrollo. En ese sentido, quizás la modernidad emergente en el Tercer Milenio sea la `modernidad de la sustentabilidad´, en donde el ser humano vuelva a ser parte de la naturaleza”(16).
La sustentabilidad no sólo debería promover la productividad de la base de los recursos y la integridad de los sistemas ecológicos, sino también los patrones culturales y la diversidad cultural de los pueblos.
Actualmente, la principal causa de la insustentabilidad posee una dimensión cultural, según cómo sea la cosmovisión o forma de ver el mundo. Desde ésta perspectiva, la cultura occidental contemporánea es insustentable. Su relación con el entorno se fundamenta en la idea de la apropiación de la naturaleza como una inagotable fuente de recursos.
La sustentabilidad cultural comprende la situación de equidad que promueve que los miembros de una comunidad o país, tengan acceso igual a oportunidades de educación y aprendizaje de valores congruentes con un mundo crecientemente multicultural y multilingüe y de una noción de respeto y solidaridad en términos de sus modos de vida y formas de relación con la naturaleza.

La dimensión geográfica

El "Informe sobre los Recursos Mundiales - 1992", elaborado por el PNUD, enfoca el desarrollo sustentable como un proceso que requiere un progreso simultáneo global en las diversas dimensiones: económica, humana, ambiental y tecnológica. Como se ve, inicialmente se soslayaba la dimensión geográfica en su significado específicamente territorial, pues el ambiental está naturalmente explicitado.
Si se tiene en cuenta la dimensión geográfica de la sustentabilidad se advierte que tendrá diferentes interpretaciones para una aldea africana, una aglomeración latinoamericana o una nación industrializada europea. Tal vez la sustentabilidad sea más relevante para un estado industrial por el deterioro que es ostensible, mientras la sustentabilidad no sea aún “consciente” para una aldea africana y, demás está decirlo, ha sido practicada por las culturas precolombinas.
Las dimensión geográfica –también denominada territorial-, de la sustentabilidad constituye uno de los principales desafíos de las políticas públicas contemporáneas –de ordenamiento y planificación ambiental-, que requiere territorializar la sustentabilidad ambiental y social del desarrollo y, a la vez, sustentabilizar el desarrollo de las regiones, es decir, garantizar que las actividades productivas de las distintas economías regionales promuevan la calidad de vida de la población y protejan el patrimonio natural para resguardarlos para las generaciones venideras(17).
La afirmación del Informe sobre recursos naturales de que no existen ejemplos de desarrollo sustentable a nivel nacional y que ni los países industriales, ni las economías emergentes, por ejemplo, de Asia Suroriental, ofrecen modelos adecuados, se sustenta en que todavía ha sido poco considerada su dimensión geográfica en términos de ordenación territorial. Se plantea entonces ¿cuál es la viabilidad del desarrollo sustentable en los países latinoamericanos, por ejemplo, frente a políticas macroeconómicas de altísimos impactos ambientales y territoriales negativos? El modo de equilibrar el actual modelo de "subdesarrollo insustentable"(18) es mediante la inserción de la dimensión ambiental y de la dimensión geográfica en la política, aspectos insuficientemente relevantes en los países latinoamericanos en los que se difunde un discurso ambiental pero no una verdadera política ambiental.
La dimensión geográfica de la sustentabilidad implica el progreso armónico de los distintos sistemas espaciales/ambientales, atenuando las disparidades y disfuncionalidades del territorio, además de promover sus potencialidades y limitar las vulnerabilidades. La dimensión territorial en la acción y gestión de gobierno constituye una visión globalizadora del desarrollo, un corte horizontal en la integración de los diferentes sectores y niveles gubernamentales. "El objetivo final de la ordenación territorial es lograr una relación armónica entre el medio ambiente y los asentamientos humanos con el propósito de disminuir las desigualdades regionales y lograr un desarrollo socialmente equilibrado, respetando la naturaleza"(19). Para lograr ese objetivo es necesario pensar que la relación hombre-ambiente no se define a través de generalizaciones macro sino en una escala de relevancia inmediata, de vida. Es la escala local y su integración en la escala regional, un principio de organización fundamental que requiere autonomía de decisiones.
La defensa de los grupos indígenas y rurales contra las industrias extractivas, las grandes represas, la deforestación comercial o las plantaciones uniformes de árboles, la resistencia de los organismos no gubernamentales genuinos, es parte de la defensa de la identidad de los pueblos. Ahora bien, la semejanza estructural de muchos conflictos ecológicos alrededor del mundo en culturas muy diferentes, también el hecho que el concepto de justicia ambiental sea usado no sólo en Estados Unidos sino en Brasil y en Sudáfrica, teniendo en cuenta la dimensión geográfica de la sustentabilidad permite afirmar que los conflictos ecológico-distributivos no deben ser vistos como expresiones de la política de la identidad. Por el contrario, la identidad étnica o social es uno de los lenguajes con que se representan los conflictos ecológico-distributivos, que nacen del uso cada vez mayor que la economía hace del ambiente natural del cual todos dependemos para vivir, en detrimento de la dimensión geográfica de la sustentabilidad (20).

La dimensión política

El fundamento político de la sustentabilidad se encuentra estrechamente vinculado a los procesos de democratización y de construcción de la ciudadanía, y busca garantizar la incorporación plena de las personas a los beneficios de la sustentabilidad.
Esta se resume, a nivel micro, en la democratización de la sociedad, y a nivel macro, en la democratización del Estado. El primer objetivo supone el fortalecimiento de la capacidad de las organizaciones sociales y comunitarias, el acceso a la información de todos los ciudadanos en términos ambientales, y la capacitación para la toma de decisiones. El segundo se logra a través del control ciudadano del Estado y la incorporación del concepto de responsabilidad política en la actividad pública. Ambos procesos constituyen desafíos netamente políticos, los cuales sólo podrán ser enfrentados a través de la construcción de alianzas entre diferentes grupos sociales, de modo de proveer la base de sustentación y de consenso para el cambio de estilo de vida hacia la sustentabilidad.
También requiere del sinceramiento de los organismos internacionales que tienen injerencia en la sustentabilidad a través de sus fondos para el desarrollo, cuestión de alta complejidad.

Corolario: La dimensión educativa de la sustentabilidad

El concepto de educación ambiental es dinámico, es decir, se modifica a la par del medio ambiente y también según la percepción de los distintos sujetos sociales y contextos. Tradicionalmente se trabajaban los aspectos naturales del medio desde planteamientos próximos a las ciencias naturales. Posteriormente, se planteó la necesidad de incluir de forma explícita al medio ambiente en los procesos educativos, pero la atención se centró en cuestiones como la conservación de los recursos naturales, la protección de la fauna y flora, etc.
Actualmente se reconoce que aunque los elementos físico naturales constituyen el sustento del medio ambiente; también las dimensiones socioculturales, políticas y económicas son fundamentales para entender las relaciones que la humanidad establece con su medio y para gestionar mejor los recursos naturales. También se ha tomado conciencia de la interdependencia existente entre el medio ambiente, el desarrollo y la educación. Es esa conciencia la que conduce a demandar la reorientación de la educación ambiental de modo que, además de la preocupación por el uso racional de los recursos, florezca el interés por el reparto de esos recursos y se modifiquen los modelos de desarrollo que orientan su utilización.
La dimensión educativa de la sustentabilidad es una respuesta duradera que se considera transversal a toda la educación y que aporta un nuevo paradigma que brinda un profundo giro de innovación cultural.
La educación ambiental es un proceso de toma de conciencia y acción sociales sobre los problemas ambientales y sus alternativas de solución. Esta definición, socialmente reconocida por la población en general, por quienes participan activamente en pro del ambiente, por los profesionales, científicos expertos y por los educadores, revela una distancia notable entre el discurso, es decir, lo que se manifiesta verbalmente y la acción, lo que se hace. La praxis –en términos de la dimensión educativa de la sustentabilidad-, parece no coincidir con las consignas consabidas porque de ser así no sería tan evidente el contraste entre los resultados económicos promisorios y los indicadores de la Tierra amenazada consecuentes con el sobre-consumo y la pobreza, raíz de los problemas ambientales.
El saber ambiental (21) es interdisciplinario y ha reunido un marco teórico de gran solidez. Este saber no es un ámbito nuevo del conocimiento o una nueva disciplina, sino un campo de conocimiento en el que convergen los aportes de conceptos y metodologías de diversas ciencias que tratan los sistemas ambientales complejos que funcionan como conjuntos de interacciones entre las distintas esferas de la Tierra y el hombre.
En síntesis, la dimensión educativa de la sustentabilidad resulta clave para comprender las relaciones existentes entre los sistemas naturales y sociales, así como para conseguir una percepción más clara de la importancia de los factores socioculturales en la génesis de los problemas ambientales. En esta línea, debe impulsar la adquisición de la conciencia, los valores y los comportamientos que favorezcan la participación efectiva de la población en el proceso de toma de decisiones.
La educación ambiental así entendida puede y debe ser una clave estratégica que incida en el modelo de desarrollo establecido para reorientarlo hacia la sustentabilidad y la equidad. www.ecoportal.net

Notas

1 Licenciada y Doctoranda en Geografía de la Universidad del Salvador. http://geoperspectivas.blogspot.com

2 Declaración de Estocolmo sobre el medio ambiente humano (1972)
http://www.cedhj.org.mx/cedhj/legal/declaraciones/decla11.pdf

3 UNIÓN INTERNACIONAL PARA LA CONSERVACIÓN. (1980) Estrategia Mundial para la Conservación: La Conservación de los recursos vivos para el logro de un desarrollo sostenido. Gland. UICN. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Fondo Mundial para la Naturaleza.

4 CANO, Marcel. CRUZ, Ivonne. La Sostenibilidad, un recorrido histórico. http://portalsostenibilidad.upc.edu/so.php?menutop=2

5 Este concepto de sustentabilidad se plasmó en el Manifiesto para la Sustentabilidad que surgió del Simposio sobre Ética y Desarrollo Sustentable, celebrado en Bogotá, Colombia, los días 2-4 de Mayo de 2002.

6 DURAN, D. LARA, A. (2002) Convivir en la Tierra. Fundación Educambiente. Buenos Aires. Lugar Editorial.

7 http://www.eurosur.org/futuro/fut53.htm

8 Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (1998) La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo. Ambiente & Sociedade, N° 2, 1998 primer semestre, 5-24. Campinas, Brasil.

9 GUIMARÃES, Roberto P. (1998) Óp. Cit.

10 Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (1998) Óp. Cit.

11 RODRIGUEZ, Isabel y GOVEA, Héctor. (2006) El discurso del desarrollo sustentable en América Latina. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales., vol.12, no.2.

12 Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (1998) Óp. Cit.

13 DURÁN, Diana, et. al. (2001). Geografía Mundial. Buenos Aires. Troquel.

14 VALDÉS, Javier. (2004) ¿Es posible la sostenibilidad ambiental con la economía de mercado? www.rebelion.org/noticias/2004/10/6111.pdf

15 VALDÉS, Javier. (2006) Óp. Cit.

16 GUIMARÃES, Roberto P. (1998) La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo. Campinas, Brasil. Ambiente & Sociedade, N° 2, 1998 primer semestre, 5-24.

17 Adaptado de GUIMARÃES, Roberto P. (2006) Óp. Cit.

18 DI PACE, et al, (1992) Las utopías del medio ambiente. Buenos Aires. Centro Editor de América Latina.

19 DURÁN, D. LUKEZ, B. (2008). Geografía de la Argentina. Buenos Aires. Troquel.

20 Adaptado de MARTÍNEZ-ALIER, Joan. (2006) Los conflictos ecológico-distributivos y los indicadores de sustentabilidad. Polis. Revista Universidad Bolivariana. Año Vol.5. Nº 3. Santiago de Chile.

21 LEFF, Enrique (1994) Ciencias sociales y formación ambiental. Barcelona. Gedisa